Instinto de supervivencia
"Netanyahu es una persona muy fuerte. No es alguien que se rinda tan fácilmente, pero definitivamente ésto podría marcar el posible comienzo del fin", dijo el politólogo de la Universidad Hebrea Abraham Diskin.
"Va a luchar. Pero definitivamente no es tan fuerte como lo era en el pasado".
El futuro de este animal político, reputado por su instinto de supervivencia, está ahora en juego. A principios de octubre, dos semanas después de las elecciones, Netanyahu tiene cita con el fiscal general, que decidirá si lo inculpa o no.
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Ello le ha granjeado acusaciones de aferrarse al cargo para intentar salvar el pellejo.
Sus detractores aseguran también que el primer ministro debía haberse retirado, pero que se ampara en el cargo para aprobar leyes que lo protejan de ser procesado por corrupción
Si el primer ministro se hubiera desistido en beneficio de otra personalidad del Likud "habría bastado un día, o una simple llamada telefónica, para formar una gobierno entre el Likud y Azul-blanco (la lista que acabó empatada con el Likud el 9 de abril), un gobierno muy estable de centroderecha", afirmó el politólogo Yohanan Plesner.
"Pero no es una salida mientras Netanyahu dirija al Likud", agrega.
El plan de Netanyahu para formar gobierno descarriló por el viejo antagonismo entre laicos nacionalistas y ultraortodoxos en torno a la exención del servicio militar que beneficia a decenas de miles de estudiantes de escuelas talmúdicas.