Poco después, el vicepresidente, Mike Pence, reiteró el mensaje. "El presidente anunció que el lunes se impondrían aranceles del 5% a todas las mercancías procedentes de México. Esa es la política de Estados Unidos", dijo. "El presidente dijo lo que quería decir y lo dijo en serio".
El viernes se vence el plazo para que Trump firme un decreto para garantizar que los aranceles entren en vigor para el lunes, 10 de junio.
La ofensiva repentina de Trump contra México representa su intento más reciente por sofocar una crisis fronteriza que no ha podido resolver con su discurso duro ni con sus decretos.
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En mayo, se encontró o se arrestó a más de 144,000 migrantes en la frontera, un incremento de alrededor del 32% respecto a abril y el total mensual más alto en 13 años, según funcionarios estadounidenses.
La incertidumbre por la postura que Trump adoptará respecto a México creció el jueves por la mañana, cuando tuiteó que "hay avances, ¡pero no son suficientes!".
Trump dio a entender en Irlanda que podría ser flexible, lo que indica que está sintiendo la presión de los senadores republicanos, quienes no han descartado impedir que los aranceles entren en vigor .
Si las tácticas duras de Trump obligan a México a hacer más para frenar el paso de las grandes cantidades de migrantes indocumentados —o incluso si hace concesiones cosméticas—, Trump podría clamar una victoria política. Pero este duelo es un indicio más de que su dependencia en los aranceles como herramienta principal de política exterior lo mete en situaciones políticas complicadas.