Pese a que los altos ejecutivos poderosos manifestaron sus inquietudes, tanto en público como en privado, Trump ha demostrado que no está dispuesto a hacer caso de sus consejos y los está dejando como meros espectadores mientras se enzarza en disputas comerciales con China y aliados tradicionales de Estados Unidos como México, Japón y la Unión Europea.
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Hasta ahora, esto no ha tenido un precio, ya que la economía estadounidense está entrando en su periodo de expansión económica más largo. Sin embargo, la guerra comercial de Trump tiene muchos frentes y cada vez pone en más riesgo a la economía mundial.
"A menos que Trump vea daños económicos reales —una desaceleración de la economía, pérdida de empleos, caídas sostenidas de los mercados—, es poco probable que reaccione", dijo Edward Allen, investigador del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, grupo que se especializa en políticas comerciales. "Al parecer cree firmemente que sus aranceles están ayudando a la economía y se necesitarán más que unas cuantas quejas de directivos para sacarlo de esa convicción".
Trump ha ignorado las advertencias de cientos de directivos de todo el país respecto a que los aranceles causarán una calamidad económica porque los precios de los bienes de consumo cotidiano aumentarán y existe la probabilidad de que se pierdan empleos. El jueves, 13 de junio, más de 600 empresas y asociaciones gremiales —entre ellas Costco, Walmart, Target y Foot Locker— dirigieron una carta a la Casa Blanca para urgir a Trump a levantar los aranceles a China y advertirle que "la intensificación de la guerra comercial no es lo que más le conviene al país y ambas partes saldrán perdiendo".
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