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Donald Trump deja colgados a los empresarios estadounidenses

Los principales grupos de presión empresarial han reclamado por la insistencia de la Casa Blanca en recurrir a los aranceles, sin embargo, el presidente ha optado por ignorar estas críticas.
lun 17 junio 2019 01:46 PM
Doble cara.
Doble cara. El presidente Donald Trump ha tenido una relación ambivalente con los empresarios de Estados Unidos.

WASHINGTON (CNN)- La intermitencia de la relación entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el empresariado estadounidense, se dejó ver en todo su esplendor esta semana: tuvo roces con los grupos de presión empresarial más poderosos por su insistencia en recurrir a los aranceles y luego recibió a los altos ejecutivos en la Casa Blanca para que le manifestaran sus inquietudes en persona.

Según confirmó un portavoz de la Casa Blanca, Jamie Dimon, CEO de JPMorgan Chase, se reunió con funcionarios de la presidencia para hablar de asuntos comerciales el viernes 14 de junio, como parte de una reunión con la Mesa Redonda Empresarial, que incluye a altos ejecutivos de algunas de las empresas más grandes del país como Apple y Amazon. Tim Cook, CEO de Apple, estuvo en la Casa Blanca el día anterior.

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Pese a que los altos ejecutivos poderosos manifestaron sus inquietudes, tanto en público como en privado, Trump ha demostrado que no está dispuesto a hacer caso de sus consejos y los está dejando como meros espectadores mientras se enzarza en disputas comerciales con China y aliados tradicionales de Estados Unidos como México, Japón y la Unión Europea.

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Hasta ahora, esto no ha tenido un precio, ya que la economía estadounidense está entrando en su periodo de expansión económica más largo. Sin embargo, la guerra comercial de Trump tiene muchos frentes y cada vez pone en más riesgo a la economía mundial.

"A menos que Trump vea daños económicos reales —una desaceleración de la economía, pérdida de empleos, caídas sostenidas de los mercados—, es poco probable que reaccione", dijo Edward Allen, investigador del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, grupo que se especializa en políticas comerciales. "Al parecer cree firmemente que sus aranceles están ayudando a la economía y se necesitarán más que unas cuantas quejas de directivos para sacarlo de esa convicción".

Trump ha ignorado las advertencias de cientos de directivos de todo el país respecto a que los aranceles causarán una calamidad económica porque los precios de los bienes de consumo cotidiano aumentarán y existe la probabilidad de que se pierdan empleos. El jueves, 13 de junio, más de 600 empresas y asociaciones gremiales —entre ellas Costco, Walmart, Target y Foot Locker— dirigieron una carta a la Casa Blanca para urgir a Trump a levantar los aranceles a China y advertirle que "la intensificación de la guerra comercial no es lo que más le conviene al país y ambas partes saldrán perdiendo".

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Sin embargo, Trump —cuyo enfoque inicial respecto a los aranceles provocó que Gary Cohn, su principal asesor comercial, renunciara , hace más de un año— ha desoído repetidamente las inquietudes de los líderes empresariales estadounidenses. Además, ha sentido que tiene la libertad de atacarlos personalmente; el año pasado arremetió públicamente contra la CEO de GM, Mary Barra, porque decidió cerrar una planta en Ohio.

Este lunes, Trump llamó espontáneamente a CNBC para atacar a un alto funcionario de la Cámara de Comercio de Estados Unidos que criticó la estrategia de aranceles crecientes de su administración. Amenazó con rescindir su pertenencia a la organización e insinuó que la red empresarial, que cuenta con tres millones de miembros, ha tratado de "sacar ventaja" del país "en todos los sentidos posibles".

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"Soy miembro de la Cámara de Estados Unidos. Tal vez lo reconsidere porque si lo piensan bien, la Cámara probablemente sirve más a las empresas y a los miembros que a nuestro país", señaló Trump.

Sin embargo, Trump no está dispuesto a darle la espalda del todo al empresariado.

En febrero, Trump creó un nuevo consejo con ejecutivos estadounidenses prominentes para que asesoren a la presidencia sobre programas de capacitación laboral, más de un año después de que sus evasivas respecto a la supremacía blanca provocaran que los consejos empresariales de la Casa Blanca se disolvieran.

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El nuevo consejo representa el regreso de las corporaciones estadounidenses a su función de asesores formales luego de que los ejecutivos se salieran en desbandada de los consejos anteriores por los choques letales entre los supremacistas blancos y los participantes de una contraprotesta en Charlottesville, Virginia, en agosto de 2017. Los CEO de Merck, Under Armour, Intel, 3M y Campbell Soup retiraron su filiación a la Casa Blanca luego de que Trump causara polémica con sus comentarios de que había "gente muy fina en ambos bandos ".

"El presidente Trump ignora a la comunidad empresarial bajo su propio riesgo", dijo Douglas Holtz-Eakin, presidente del American Action Forum y exjefe de economistas del Consejo de Asesores Económicos de la presidencia de George W. Bush. "Su reelección dependerá de la economía; el crecimiento robusto que vimos en 2018 ha sufrido por el viento en contra de los aranceles y la incertidumbre comercial".

Algunos altos ejecutivos dijeron que han manifestado abierta y directamente sus inquietudes a la Casa Blanca y a otros funcionarios del gobierno. También cuestionaron a Trump por poner en riesgo la aprobación legislativa del pacto comercial renegociado con Canadá y México, una prioridad de la Casa Blanca, con el fin de resolver un problema comercial que no tiene que ver con la seguridad fronteriza.

"No estamos en contra de los aranceles siempre", dijo Tom Linebarger, director ejecutivo de Cummins, un fabricante de motores y generadores a diésel y combustibles alternativos, durante una reunión informativa de la Mesa Redonda Empresarial para la prensa. "Sin embargo, no son la solución a todo. Esta es claramente un área de desacuerdo entre el gobierno y la Mesa Redonda Empresarial. Sin embargo, no significa que nunca sean adecuados. Nada más no tan seguido como la administración cree que debe usarlos. Hemos sido abiertos al respecto. Ellos escucharon y aceptaron nuestros comentarios, pero no están de acuerdo".

A pesar de sus frustraciones públicas con las políticas del gobierno de Trump y el aumento de la volatilidad, los líderes empresariales dicen que tienen acceso a los funcionarios de la Casa Blanca y a los miembros clave del gabinete del Presidente, especialmente a Robert Lighthizer, el principal negociador comercial del país.

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En marzo, la Mesa Redonda Empresarial recibió a Trump; a su hija y asesora, Ivanka Trump; al secretario del Tesoro, Steven Mnuchin; a Larry Kudlow, director del Consejo Nacional Económico, y a Lighthizer, el representante comercial de Estados Unidos, en su reunión trimestral en Washington. Hace poco, este grupo de presión empresarial se reunión con el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, y otros funcionarios del gabinete.

Pese a todo, Trump no ha dado señas de que cederá en su estrategia arancelaria y ha defendido repetidamente la maniobra, a la que considera una forma efectiva de presionar a México y a China en las negociaciones.

"Nunca habríamos tenido este acuerdo si no hubiera impuesto los aranceles y si esos aranceles no estuvieran listos para entrar en vigor el lunes", dijo Trump refiriéndose a México el miércoles, 12 de junio, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca con el presidente de Polonia, Andrzej Duda. Tampoco ha dado señas de que cederá ante China, ya que se atribuyó el haber mantenido vivo el acuerdo comercial y se negó a imponer una fecha límite para la entrada en vigor de la tercera ronda de aranceles.

"No, no tengo una fecha límite. Mi fecha límite está aquí arriba", dijo Trump en la misma conferencia de prensa, apuntando a su cabeza. "Ya veremos cuál es la fecha límite. Nadie lo sabe todavía".

Esa incertidumbre y esa impredecibilidad son lo que preocupa a los ejecutivos de las empresas mientras crecen los temores de una posible recesión.

"Van a hacer lo que van a hacer", dijo Dimon a los reporteros esta semana, antes de su reunión en la Casa Blanca. "No depende de nosotros. Les diremos qué pensamos con mucho detalle y esperaremos que hagan lo correcto".

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