La cláusula de la salvaguarda está diseñada para impedir que vuelva a haber una frontera física entre Irlanda del Norte, que es parte de Reino Unido, y la República de Irlanda, miembro de la Unión Europea. La negoció la predecesora de Johnson, Theresa May, pero los legisladores británicos —quienes tienen que ratificar el acuerdo para impedir que el país salga estrepitosamente del bloque sin llegar a un acuerdo— la criticaron duramente.
Pese a todo, los líderes europeos no se salen del guion: si Johnson quiere quitar la salvaguarda, tiene que presentar una propuesta alterna específica.
En una conferencia de prensa conjunta en Berlín, el miércoles por la tarde, l a canciller de Alemania, Angela Merkel , dijo que "Reino Unido tiene que decirnos qué ideas tiene" para resolver el problema de la salvaguarda y agregó que encontrar una solución "no es el trabajo de la canciller".
Merkel desafió a Johnson a presentar un plan nuevo para el brexit en 30 días.
Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, dijo el martes, 20 de agosto, que la salvaguarda era "un seguro para evitar una frontera física en la isla de Irlanda a menos que se encuentre una solución alterna".
"Quienes se oponen a la salvaguarda y no proponen alternativas realistas de hecho están a favor de volver a implementar la frontera. Aunque no lo reconozcan", agregó Tusk.
La falta de un plan B implicaría que lo más probable es que Reino Unido salga estrepitosamente de la Unión Europea sin acuerdo . Según los pronósticos del mismo gobierno británico, esto llevaría al país al caos político. También provocaría escasez de alimentos, medicamentos y combustibles.
Johnson ha dado indicios de que está dispuesto a sacar al país del bloque sin acuerdo .