El dilema de la prensa en EU, ¿cómo cubrir las aptitudes de Trump?
El presidente de Estados Unidos tiene una actitud cada vez más errática y más a menudo, por lo que muchos detractores, demócratas y republicanos, cuestionan su salud mental.
Pasé la semana platicando con personalidades importantes de la prensa en televisoras y periódicos; el consenso fue que la conducta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está empeorando tanto en tipo como en frecuencia. Al parecer, es cada vez más errático. Uno de los ejemplos más recientes es que dijo que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, es un enemigo y lo comparó con el líder comunista de China, lo que provocó que los mercados cayeran en picada.
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Esto provoca que nos preguntemos si los miembros de la prensa andan de puntitas alrededor de las dudas obvias respecto a la estabilidad de Trump. ¿Qué significan las mentiras diarias, las distorsiones y las contradicciones?
Esta es una historia que transcurre todos los días en nuestros televisores y en los hilos en Twitter. Todos podemos verlo, pero es una historia muy delicada de cubrir.
Algunos personajes prominentes, como el esposo de Kellyanne Conway, asesora de Trump , están rogándole a la prensa que se tomen más en serio esta historia. El viernes George Conway dijo que Trump se está "descomponiendo" frente a nuestros ojos.
"Los republicanos tienen que enfrentar la realidad de que el presidente es inestable mentalmente y es psicológicamente incapaz", escribió. La cuenta de Twitter de Conway está prácticamente dedicada a este tema. El sábado, Conway criticó un editorial del Wall Street Journal, en el que arremeten contra las tácticas de guerra comercial de Trump. Dijo que el diario ignoró una cuestión "más fundamental que la guerra comercial: ¿Qué dice el tuit iracundo e irracional de Trump contra Powell sobre la estabilidad y la aptitud mental de Trump? Hay un elefante en la habitación, sentado en el sillón, y se siente como en casa".
Conway, quien afirma que Trump tiene trastorno narcisista de la personalidad, no es el único. La salud mental de Trump sigue siendo dándoles de qué hablar a los comentaristas, tanto en línea como en televisión.
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En entrevistas recientes, Anthony Scaramucci, promotor vuelto detractor de Trump, ha estado hablando de un "colapso mental" . El ex legislador Joe Walsh, quien el domingo anunció que se postularía como precandidato a la presidencia de Estados Unidos y le hará competencia a Trump, dijo simplemente que Trump está "chiflado". Los precandidatos demócratas han hecho afirmaciones parecidas.
Reconozco que una parte de esto ha sucedido desde las elecciones. Un grupo muy activo de psiquiatras ha estado insinuando desde hace años que Trump está mal. Además, los críticos más acérrimos de Trump han estado fantaseando con su remoción según la 25ª Enmienda.
Ese es el desafío para los medios noticiosos estadounidenses. Todas estas historias se cubren en el momento, individualmente; los reporteros usan palabras como "errático" e "inestable" para describir a Trump, pero rara vez se cubren las palabras y los actos en su totalidad.
Para ser justos, en realidad no existe un vocabulario para esto. En realidad no hay un formato para cubrirlo. Es natural iniciar una transmisión de noticias diciendo, digamos, que Trump quiere comprar Groenlandia . Hay un formato para eso. Las redacciones saben cómo cubrirlo. Es mucho más difícil cubrir las inquietudes sobre el bienestar del presidente porque en realidad se trata de una serie de preguntas que nadie puede responder. ¿Por qué parece que todo se trata de él cuando visita un hospital después de una masacre, por ejemplo? ¿Por qué miente tan seguido? ¿Hay método en su locura o algo anda mal? ¿Padece alguna clase de enfermedad? Preguntas, preguntas y más preguntas. No hay respuestas satisfactorias. Existe una aversión comprensible a hacer un diagnóstico de una persona —cualquier persona— con base únicamente en lo que se ve en televisión y Twitter.
"No soy el médico de Trump y no sé qué le pasa", dijo Megan McArdle en su más reciente columna para el Washington Post . "Es posible que sea un caso terminal de 'milmillonaritis', un trastorno muy conocido en el que la gente muy rica pierde poco a poco la capacidad de tolerar cualquier cosa que no sean las lisonjas más serviles".
"Sin embargo —agrega— no necesito un diagnóstico para saber que los síntomas son muy preocupantes".
James Fallows presentó un argumento parecido en un artículo para The Atlantic : dijo que si Trump fuera un CEO o un piloto comercial o si ocupara "virtualmente cualquier otro cargo de responsabilidad, ya se habrían tomado medidas para quitarlo de dicho cargo".
Entablar esta conversación conlleva cuestiones éticas legítimas. Los periodistas de redacciones como las de AP o CNN están capacitados para andarse con mucho cuidado cuando entran en el reino de las especulaciones. El objetivo es recabar los hechos, no promover una agenda política.
Sin embargo, hay formas periodísticas, no políticas, de cubrir el patrón de hechos que rodea a Trump y a sus actos. Algunos escritores y conductores ya están recurriendo a ellas. Por favor, debatamos sobre las cuestiones éticas. Pero la prensa ya no debería seguir tratando este tema con pincitas.