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Así fue el primer enfrentamiento entre Biden, Sanders y Warren

El ex vicepresidente no está dispuesto a perder la etiqueta de favorito para obtener la candidatura demócrata frente a sus dos rivales progresistas.
vie 13 septiembre 2019 05:04 AM
Al centro
Joe Biden usó las casi tres horas del debate para defender sus políticas de centro frente a las ideas más progresistas de Bernie Sanders y Elizabeth Warren, sus rivales más cercanos.

Los punteros en la carrera demócrata para elegir un rival para Donald Trump estuvieron frente a frente por primera vez la noche de este jueves.

El ex vicepresidente Joe Biden, la senadora por Massachusetts Elizabeth Warren y el senador por Vermont Bernie Sanders protagonizaron el tercer debate demócrata rumbo a las primarias, el primero desde que la lista de aspirantes pasó de 20 a 10 aspirantes .

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Biden tenía una ventaja sobre sus competidores más cercanos de entre 12 y 8 puntos, según la encuesta, algo que no estaba dispuesto a perder en su primer encuentro con Sanders y Warren.

El ex vicepresidente se dedicó las casi tres horas del debate a defender sus ideas centristas y a venderse como la única opción para derrotar a Donald Trump.

OPINIÓN: La larga carrera demócrata

Biden comenzó atacando a sus dos rivales progresistas, a los que echó en cara que su proyecto de cobertura médica universal es poco realista, y defendió su propio plan para mejorar el sistema de seguro de salud: "Puedo explicar cómo financiarlo, cómo implementarlo y por qué es mejor".

Biden aseguró, por ejemplo, que el impuesto de 2% a los más ricos propuesto por Elizabeth Warren solo podría cubrir una pequeña parte del ambicioso plan de salud propuesto por la senadora por Massachussets.

Sanders y Warren mantuvieron su pacto tácito de no agresión con el que van de la mano en el tema de la salud, el que más preocupa al electorado demócrata y para el que proponen un rompedor sistema público conocido como "Medicare for all" que entierre el jugoso negocio de los seguros privados.

"Nunca he conocido a nadie que le guste su aseguradora", dijo Warren en respuesta al resto de los demócratas, que defienden expandir el sistema público vigente pero sin hacerlo universal.

Mientras en este tema, Biden brilló, hubo otros momentos en los que tropezó. Y sus rivales no estuvieron dispuestos a desaprovecharlos.

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El senador por Vermont, quien tenía una fuerte ronquera, puso el foco de sus arremetidas sobre Biden, a quien recordó su apoyo a la intervención de Estados Unidos en Irak.

El ex vicepresidente admitió que fue un error haber votado a favor de la intervención militar en Irak durante el gobierno de George W. Bush, pues no había pruebas de la existencia de armas de destrucción masiva.

Inmigración, el tema imposible para Biden

El tema que el candidato puntero no pudo eludir fue la inmigración. Biden se quedó sin respuesta a la hora de defender las tres millones de deportaciones de Barack Obama, quien es conocido como el "deportador en jefe" por varios activistas.

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El conocido periodista de la cadena Univisión Jorge Ramos, de origen mexicano, formuló al vicepresidente una dura pregunta: "¿Cometió usted un error con esas tres millones de deportaciones?"

Biden intentó eludir esa disyuntiva y afirmó que Obama hizo lo mejor que pudo; pero Ramos, conocido por su estilo incisivo, no se dio por satisfecho con esa repuesta e insistió: "¿Qué piensa usted?. ¿Cometió usted un error?".

"Yo era el vicepresidente de Estados Unidos", intentó zanjar Biden.

Inmediatamente, otro de los aspirantes demócratas, el exministro de Vivienda hispano Julián Castro, recriminó a Biden que tratara de eludir responsabilidades y le acusó de intentar sacar rédito de las políticas más populares de Obama, mientras elude responsabilidades por aquellas que han sido más criticadas.

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"Quiere sacar provecho del trabajo de Obama pero no tiene tener que responder a ninguna de estas preguntas", criticó Castro, que fue titular de la cartera de Vivienda bajo el gobierno de Obama, entre 2014 y 2017.

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Biden y Castro protagonizaron varios enfrentamientos durante el debate. En un momento, Castro llegó a insinuar que el vicepresidente tiene mala memoria por su edad y se le olvida lo que dice.

"¿Has olvidado lo que dijiste hace dos minutos?", bromeó Julián Castro, quien cuenta con solo el 1% de las preferencias electorales, lo que desató abucheos entre el público en la Universidad del Suroeste de Texas, en Houston.

Con respeto a inmigración, el resto de los candidatos aprovecharon para sacar a relucir sus propuestas y algunos se pasaron al español, en un intento por llegar a los hogares hispanos.

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En concreto, la senadora Warren prometió expandir el sistema legal de inmigración, así como crear un camino "justo y posible" para que los indocumentados puedan lograr la nacionalidad estadounidense.

Entretanto, Beto O'Rourke, que se pasó al español para pedir respeto y dignidad para todo el mundo en Estados Unidos, también dijo que hay que dar la nacionalidad a los jóvenes indocumentados que llegaron al país siendo menores y a los que se conoce como "dreamers" o "soñadores".

"Legalicemos Estados Unidos, empecemos con los más de un millón de 'dreamers' y sus familias", propuso el excongresista texano.

Política exterior y control de armas

La política exterior ocupó también un lugar destacado en el debate de este jueves, con la guerra de Afganistán, la más larga que ha librado nunca Estados Unidos, como la principal de las preocupaciones internacionales y con la visión extendida de que ha llegado el momento de retirar las tropas.

"Lo que estamos haciendo en Afganistán no está ayudando a la seguridad en Estados Unidos, a la seguridad en el mundo o a la seguridad en Afganistán. No podemos pedir a nuestros militares que sigan resolviendo problemas que no se pueden resolver militarmente", manifestó Warren.

A Sanders, Jorge Ramos le instó a calificar de "dictador" al presidente venezolano, Nicolás Maduro, lo que el izquierdista no hizo aunque sí le llamó "tirano" y dijo que hay que ejercer presión internacional para que se convoquen "elecciones libres".

Además dijo que su modelo socialista no se parece en nada al venezolano, al que llamo un sistema fallido, sino al que se sigue en los países escandinavos.

Quién sí recogió el guante de Ramos y calificó de "dictador" a Maduro fue Julián Castro, el único latino en las primarias demòcrtas, que propuso un programa temporal de alivio migratorio conocido como TPS para los venezolanos en Estados Unidos.

Castro también propuso un "Plan Marshall del siglo XXI" para los países del Triángulo Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala), así como un renovado foco sobre América Latina.

Entretanto, O'Rourke, hundido en intención de voto en las encuestas, se hizo fuerte con sus propuestas sobre restricción al acceso de armas, que se ha convertido en su monotema desde el tiroteo con 22 muertos de principios de agosto en El Paso, su ciudad.

"Si es un arma diseñada para matar en el campo de batalla (...) claro que sí, vamos a requisar tu AR-15, tu AK-47", aseguró O'Rourke.

Trump, el enemigo en común

A pesar de las discrepancias, un tema fue respaldado por los diez candidatos: el imperativo de derrotar a Trump.

"El presidente más peligroso de la historia", un "extremista blanco", así como un "hombrecillo" de "ego frágil" fueron los ataques contra el multimillonario republicano.

Por su lado, Trump hace campaña para su reelección tildando a sus oponentes de "socialistas" que amenazan el "sueño americano".

Mientras los demócratas debatían, el presidente bromeó en una cena con republicanos sobre "Joe el dormido", "Bernie el tonto" y "Pocahontas", apelativo que le dedica a Warren en referencia a la controversia sobre los orígenes de los nativos americanos.

Con información de EFE y AFP

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