Sin embargo, en una teleconferencia con la dirigencia de su partido, Pelosi dijo que debían tratar de ser apartidistas en el procedimiento de destitución.
"Esto no es un asunto de política. No es sobre partidismo. Es sobre patriotismo", dijo. "La idea de que esto tiene algo que ver con que les guste [Trump] o no… olvídenla. Eso es sobre las elecciones. Esto es sobre la Constitución".
La intensificación rápida de la guerra política fue notable, dado que ha pasado apenas una semana desde que Schiff declarara que Trump había "cruzado el Rubicón" en sus negociaciones con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
Ahora, los demócratas están enzarzados en un duelo histórico con la Casa Blanca, mismo que pondrá a prueba los límites del sistema político de Estados Unidos y marcará el destino de las elecciones de 2020.
Los demócratas se concentran en Ucrania
Los demócratas están obligados a llevar a cabo una investigación concisa para el procedimiento de destitución, que se centre firmemente en las presuntas fechorías de Trump y presente argumentos claros a los estadounidenses.
Para ello, Pelosi designó a Schiff representante de la investigación luego de que la comparecencia del ex director de campaña de Trump, Corey Lewandowski, ante la Comisión Judicial de la cámara baja terminara en farsa.
La velocidad es importante porque si no logran decidir en unos cuantos meses si toda la cámara votará para aprobar las bases de la destitución, la elección del candidato demócrata a la presidencia se verá afectada porque en vez de estar hablando de servicios de salud y desigualdad económica —temas que preocupan a los electores—, se estará hablando de Trump.