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La reina Isabel II da voz al discurso proselitista de Boris Johnson

La apertura del Parlamento por parte de la reina marca el inicio de una de las semanas más agitadas de negociación para el 'brexit'.
mar 15 octubre 2019 11:54 AM
El discurso de la reina
La intención del discurso de Johnson que leyó la reina era demostrarles a quienes están cansados de las votaciones sobre el brexit cómo será la vida después de que se concrete.

Luke McGee

LONDRES- Aunque la pompa haya terminado, la semana agitada del brexit acaba de empezar.

Luego de que la reina Isabel llegara al Parlamento a leer los planes de Boris Johnson para la nueva legislatura, el primer ministro de Reino Unido tiene que retomar la tarea que apremia : concretar un acuerdo para el brexit.

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Normalmente no sería necesario hacer un giro como ese el día del discurso de la reina. Normalmente, este evento anuncia el inicio de una nueva legislatura y traza la labor legislativa del año que moldeará el futuro del país. Sin embargo, Johnson encabeza un gobierno minoritario al que le faltan cuando menos 40 votos para ganar cualquier cosa en el Parlamento y pronto será necesario convocar a elecciones para salir del atolladero.

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La intención del discurso de Johnson que leyó la reina no era marcar el inicio de un programa de gobierno, sino demostrarles a quienes están cansados de las votaciones sobre el brexit cómo será la vida después de que se concrete, siempre y cuando el primer ministro logre una mayoría.

Esta fiesta costosa, también conocida como la Inauguración de Estado del Parlamento, puede haber parecido importante, pero en realidad fue poco más que una campaña publicitaria con una corona lujosa y muchos diamantes.

Como lo manifestó Su Majestad, el brexit está muy presente en la agenda de Johnson. Sin embargo, también fue un argumento para convencer a los electores británicos, para dejarles ver cómo sería la vida después de salir de la Unión Europea. Más dinero para hospitales, escuelas y policía. Lograr que Reino Unido sea uno de los lugares más verdes, más limpios y seguros para vivir invirtiendo en políticas ambientales y de seguridad.

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Todo esto suena muy bien, pero como bien sabe el primer ministro, no hay muchas posibilidades de que suceda pronto. Y no habrá ninguna posibilidad de que suceda si Johnson no logra resolver el brexit.

A principios de octubre, los simpatizantes de Johnson estaban de muy buen humor porque la Unión Europea indicó que estaba dispuesta a oír sus nuevas ideas para el acuerdo para el brexit. Johnson presentó propuestas que, en esencia, son muy parecidas a las que negoció su predecesora, Theresa May, solo que con un mecanismo aduanero aparentemente más complejo para Irlanda del Norte que reemplazaría la salvaguardia de Irlanda, ese elemento que ha impedido que el Parlamento británico apruebe un acuerdo.

Pero el lunes, los ánimos se habían ensombrecido. Luego de zambullirse en los detalles, las autoridades europeas parecían mucho menos optimistas que el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar. Tras acompañar a Johnson en un paseo por el bosque en el norte de Inglaterra, el viernes 11 de octubre, Varadkar declaró que podía vislumbrar un "camino a un acuerdo" en medio del matorral del brexit. Sin embargo, el lunes, la canciller de Alemania, Angela Merkel, hablaba de que Reino Unido sería un futuro competidor en los mercados globales.

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Pese a todo, Johnson cree que puede lograr que se apruebe un acuerdo. En el mundo de fantasía del primer ministro, lo que pasará los próximos días será más o menos así: el martes, el Parlamento discutirá el discurso de la reina mientras las negociaciones en Bruselas llegan a un punto crucial. El miércoles, Bruselas anunciará que está lista para llegar a un acuerdo con base en el plan de Johnson antes de la cumbre del Consejo de la Unión Europea del jueves, día en el que Johnson viajará a Bruselas para cautivar a los demás líderes europeos y para convencerlos de que su plan es bueno y que le conviene a toda Europa. El viernes, regresará a Londres, en donde sus aliados habrán buscado el respaldo para su acuerdo. Luego, el sábado, en sesión especial, el Parlamento aprueba su acuerdo y Johnson sale como héroe tras haber logrado una hazaña que parecía imposible. Así, cubierto de gloria, Johnson podría llamar a elecciones generales y presentarles su proyecto a los que más importan: los electores.

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Es probable que ya hayas visto cómo todo esto puede salir mal. En cada momento, Johnson tiene que librar una reja con picos en la punta a la que tanto sus enemigos como sus supuestos aliados le prendieron fuego. Los partidarios conservadores del brexit, los unionistas de Irlanda del Norte que se supone que lo apoyan, el opositor Partido Laborista en Londres y los funcionarios de la Unión Europea que han estado en su contra desde el principio podrían echar por la borda su plan en cualquier momento.

Cada vez que Johnson fracasa al saltar una reja, su autoridad en casa se debilita un poco más. El discurso que la reina dio el lunes habrá sido más que nada una cosa de apariencias. Johnson tiene que proyectar la imagen de que lucha por concretar el brexit y que tiene un plan para seguir adelante. A estas alturas, si lo logra o no, no depende de él en realidad.

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