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Estas son las elecciones que pueden destruir al Reino Unido

La votación de este jueves será definitiva para saber si Escocia decide, a la larga, continuar como parte del país o convertirse en un Estado independiente.
jue 12 diciembre 2019 05:03 AM
Universitarios
Los estudiantes de St. Andrews pasan por el Cuadrángulo de San Salvador. En la universidad estudian más de 9,000 alumnos y representan a más de la mitad de la población del pueblo.

Sheena McKenzie

ST ANDREWS, Escocia- Es un día amargamente frío en el pueblo escocés de St. Andrews, la clase de mañana en la que el pasto cruje bajo tus pies como si fueran vidrios rotos.

Los turistas decididos, envueltos en chamarras abrigadoras y armados con paloselfis, suben a la torre de la catedral que ha custodiado este lugar costero desde hace 800 años.

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Desde arriba, hacia un lado, se ve el mar que se extiende hasta Europa. Al otro, se ve la vasta campiña que se extiende hasta Inglaterra.

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Ahora que Reino Unido celebra a las elecciones más trascendentales de la historia reciente, Escocia lucha por decidir a qué lado mirará.

Para los electores escoceses, uno de los temas clave en las elecciones generales del 12 de diciembre será si, a la larga, quieren seguir siendo parte de Reino Unido o separarse y volverse un país independiente.

"La independencia no es cosa de 'oh, odiamos a los ingleses"', dijo Iona Fraser-Collins, activista escocés proindependencia de 22 años. "Para nosotros es cuestión de querer estar a cargo de nuestras propias leyes y que Inglaterra esté a cargo de sus propias leyes".

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Escocia rechazó la independencia en un referéndum en 2014 por 55% contra 45% de los votos. Sin embargo, las circunstancias han cambiado radicalmente desde entonces, según el Partido Nacional Escocés (PNE), el tercer partido más grande en el Parlamento británico.

En 2016, los escoceses votaron por abrumadora mayoría a favor de quedarse en la Unión Europea , pero les tocó el brexit, lo que puso al país en un rumbo con el que no estaba de acuerdo y reavivó la lucha por la independencia.

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En caso de que el Parlamento quede dividido —es decir, que ningún partido se quede con una mayoría franca—, el PNE independentista podría ser de gran influencia y tal vez respalde a un gobierno laborista (descartaron la idea de respaldar a los conservadores). La condición clave que el PNE puso para ello es garantizar que se lleve a cabo un segundo referéndum sobre la independencia de Escocia. Es una posibilidad que los laboristas no han descartado del todo.

En los pasados cinco años ha aumentado ligeramente el apoyo a la independencia de Escocia y ahora está casi empatado con el apoyo a permanecer en la unión. Como muchos escaños dependen de márgenes mínimos, Escocia será el escenario de una batalla feroz que podría tener consecuencias importantes para el futuro de Reino Unido.

El poder de los estudiantes

No habrá batalla más feroz que la que se librará en el distrito de North East Fife. Es el distrito más marginal de Reino Unido: en las elecciones de 2017, el PNE les ganó a los Demócratas Liberales por solo dos votos.

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Tanto el PNE como los demócratas liberales quieren frenar el brexit y ambos se disputan al electorado pro-Europa. Sin embargo, sus métodos son profundamente diferentes.

El PNE cree que la independencia de Escocia es la mejor vía para quedarse en la Unión Europea. Los demócratas liberales creen que Escocia es más fuerte si se queda en Europa y en Reino Unido.

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El PNE controla actualmente 35 de los 59 distritos de Escocia. Cada escaño que puedan ganar en estas elecciones fortalecería su postura para negociar un referéndum sobre la independencia.

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En el corazón de North East Fife se encuentra el pueblo universitario de St. Andrews. En el extranjero, es mejor conocido como el lugar en el que el príncipe Guillermo empezó a salir con Catalina y como la "casa del golf", gracias al campo de 600 años que domina el paisaje agreste.

La prestigiosa universidad también tiene la reputación, según explicaron comentaristas escoceses a CNN, de ser el sitio al que van los estudiantes ingleses y estadounidenses acaudalados cuando no entran a Oxford o a Cambridge.

Aquí, los estudiantes abundan, van en bicicleta por las lindas callejuelas y salen por montones de los majestuosos edificios de piedra del campus. Se reúnen en cafeterías para repartir volantes políticos, bien conscientes de que podrían hacer la diferencia en un distrito en el que el ganador se decidió por tan solo dos votos la última vez.

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"Es muy inusual que haya elecciones en el ciclo escolar", dijo el presidente de los estudiantes de la universidad, Jamie Rodney, quien ha sido parte de una campaña en el campus para animar a los jóvenes a registrarse para votar. "Entonces los estudiantes tienen una oportunidad auténtica este año para cambiar el resultado de las elecciones".

'Un país de segunda'

Hay quienes saben muy bien qué rumbo quieren que tome este cambio, como es el caso del sindicato universitario, que está a favor de la independencia.

Todos los martes por la noche, los estudiantes se reúnen en una de las muchas tabernas tradicionales del pueblo. Llegan armados con portapapeles y botones políticos y cambian los tarros de cerveza por té y Coca Cola.

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Algunos de los miembros del grupo eran demasiado jóvenes para votar en el referéndum de 2016. Incluso aquellos que votaron por la permanencia en la Unión Europea sienten que los dejaron morir solos con un brexit que está fuera de su control.

"El brexit es simplemente un buen ejemplo de que Escocia obtiene justo lo contrario de aquello por lo que votó", dijo Harry Stage, de 24 años. Sus rizos negros rebotan enfáticamente mientras habla.

"Cuando no se acepta tu mandato o no escuchan a tu gente, ¿cómo querrías seguir siendo parte de esa unión?".

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Los estudiantes dicen que Escocia parece "un país de segunda", que los caciques en Westminster dictan todo, desde las finanzas hasta las políticas de defensa. "Queremos sentarnos a la mesa junto a Inglaterra, no en la parte trasera, aceptando las migajas que puedan arrojarnos", dijo Stage.

Como ejemplo del "doble estándar" y de la "naturaleza condescendiente" de los legisladores de Westminster, hablan de las armas nucleares Trident de Reino Unido, que van a bordo de submarinos apostados en la costa oeste de Escocia.

"No podrías hacerlo en el Támesis (en Londres) porque es una amenaza demasiado grande a la vida humana", señaló Stage. "¿Pero qué va a hacer una bomba Trident entre lagos, páramos y Glasgow?".

Escocia sigue los pasos de Londres y busca su independencia

La primera ministra de Escocia y líder del PNE, Nicola Sturgeon, dijo que deshacerse del programa Trident sería una de las exigencias clave de su partido para darles su apoyo a los laboristas en un gobierno minoritario.

Es poco probable que se cumpla esta demanda. Los laboristas se comprometieron a renovar el programa Trident pese a que su líder, Jeremy Corbyn, ha sido crítico de las armas nucleares desde hace mucho.

Claro que no hay garantías de que una Escocia independiente pueda entrar automáticamente en la Unión Europea. Los expertos advirtieron que España —que enfrenta un movimiento independentista catalán— podría vetar cualquier intento de Escocia por reincorporarse al bloque.

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De hecho, los estudiantes de St. Andrews dijeron que el movimiento independentista de Escocia, en general, había "apoyado mucho" a los activistas catalanes; sus banderas han ondeado en los mítines escoceses y viceversa.

Pese a todo, Sturgeon confía en que la Escocia independiente vuelva a entrar en la Unión Europea. Ni siquiera su déficit nacional del 7% (los Estados miembro de la Unión Europea deben tener déficits inferiores al 3%) sería obstáculo, según declaró para la BBC en un debate en vivo a finales de noviembre. Dijo que el déficit caería porque la Escocia independiente finalmente podría controlar completamente sus finanzas.

En todo caso, "no estaremos en la Unión Europea en enero", dijo Stage, entre sorbos de té. "Entonces, ¿qué tenemos que perder?".

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En otra taberna, el diputado en funciones del PNE de este distrito, Stephen Gethins, se acomoda en un banco rojo mullido. Al igual que sus jóvenes simpatizantes, optó por un vaso grande de agua en vez de algo más fuerte.

En las elecciones pasadas, en 2017, Gethins ganó por solo dos votos luego de tres recuentos y reconoce que "en ese entonces estaban pasando muchas cosas", dado que su esposa acababa de tener a su bebé una semana antes.

En estas elecciones, Gethins se apega fielmente al guion del PNE y dice que la salida de Escocia de Reino Unido no sería caótica como la salida de Reino Unido de la Unión Europea.

"El brexit es el aislacionista, el que nos lleva a lo desconocido", dijo Gethins. Los detalles de cómo sería una Escocia independiente —su moneda y sus controles fronterizos— se detallan en las 650 páginas del Informe Oficial del PNE, de acuerdo con Gethins.

Sin embargo, los críticos dicen que la hoja de ruta del PNE es "incoherente".

Más fuertes en la unión

Al otro lado del pueblo, la contendiente de los demócratas liberales, Wendy Chamberlain, va de puerta en puerta con su propio ejército de simpatizantes.

En toda Escocia, la porción del voto que tienen los Demócratas Liberales palidece ante la del PNE: tienen tan solo cuatro escaños de los 59 del país y los superan los conservadores y los laboristas.

En estas elecciones, Chamberlain le apuesta a que su partido se hará de un nicho: atraerá a los electores que quieren permanecer en la Unión Europea, pero no quieren un segundo referéndum sobre la independencia de Escocia.

Chamberlain cree que el mismo argumento para quedarse en la Unión Europea sirve para permanecer en Reino Unido. "Estamos mejor en Reino Unido, con las relaciones que tenemos entre estas islas, así como permaneciendo en la Unión Europea y manteniendo esas relaciones que tenemos en todo el continente", dijo Chamberlain mientras la brisa marina le alborotaba su larga melena rizada.

El mayor desafío de Chamberlain podría ser convencer a los electores en su propio distrito. Su esposo es miembro del PNE, aunque descarta entre risas cualquier desacuerdo marital con motivos políticos.

Entre quienes recorren las calles con Chamberlain están dos estudiantes: Joseph Luke, de 20 años, y Alex Whitman, de 21. Ambos son ingleses, lo que, según ellos, "sirve un poco a la campaña por la unidad". Ahora viven en St. Andrews y "que hayamos nacido en Inglaterra no significa que no podamos opinar", dijo Luke, quien tiene familia en ambos países y dice que no quiere cruzar una frontera formal "nada más para ver a mi familia".

Un margen ínfimo

Las elecciones en Escocia son tan reñidas porque hay una proporción muy grande de escaños muy disputados. De los 10 escaños más disputados en Reino Unido, cuatro están en Escocia. Los expertos dicen que eso se debe en parte al sistema de cuatro partidos que no existe en Inglaterra.

Incluso en un distrito tan reñido como North East Fife, algunos electores siguen apoyando a partidos de la periferia.

Lottie Dohertie, estudiante de 21 años, dijo que votaría por los laboristas porque está a favor de permanecer en la Unión Europea y en Reino Unido, pero que cree que la política demócrata liberal de revocar el brexit sin un segundo referéndum es "antidemocrática".

Los laboristas quedaron en cuarto lugar en las últimas elecciones que se celebraron aquí. La candidata de este año, Wendy Haynes, dijo que el objetivo de su partido es crear un Reino Unido radicalmente diferente, uno al que Escocia querrá pertenecer.

Por otro lado, Robert Brown, propietario de una tienda de kilts, dijo que respaldará a los conservadores porque "ellos apoyan a las pequeñas empresas" como la suya. La mayoría de los clientes de Brown vienen de Escocia o Estados Unidos, en donde, según explica, los kilts son atuendos de boda populares.

Tiene muy pocos clientes europeos y votó a favor de la separación de la Unión Europea en el referéndum. Pese a la inestabilidad política de los tres años siguientes, Brown cree que Boris Johnson será el primer ministro que logre concretar el brexit finalmente.

Rodeado de hilera tras hilera de kilts multicolores, pieles de zorro y broches tradicionales de plata, Brown se ríe desdeñosamente de la idea de votar por el PNE.

Escocia no es un territorio tradicionalmente conservador, pero en años recientes, el partido le ha ganado terreno a los laboristas, partido que había triunfado aquí desde la década de 1960, pero perdió a muchos electores cuando el PNE cobró nuevo vigor.

Incluso el candidato conservador de North East Fife, Tony Miklinski, reconoce que "Boris aliena a algunos electores escoceses".

"Es fácil retratar [al primer ministro] como un personaje de caricatura, un copetudo educado en Eton que no está en contacto con la clase trabajadora ni con el pueblo de Escocia".

No obstante, "lo esencial", de acuerdo con Miklinski, es que la mayoría conservadora es la única vía para resolver "el estancamiento en Westminster" y concretar el brexit. Además, serviría para garantizar que el PNE no consiga el segundo referéndum sobre la independencia de Escocia.

Con tan solo una semana para las elecciones, los sondeos de opinión predicen que los conservadores lograrán la mayoría en Reino Unido. Habiendo dicho lo anterior, los sondeos predijeron el mismo resultado en las elecciones de 2017, pero los Tories no pudieron conseguir dicha mayoría.

Al igual que Lee Gardner, pescador de 26 años, hay quienes todavía no saben por quién van a votar. El sector pesquero británico está abiertamente a favor de separarse de la Unión Europea. Sin embargo, Gardner votó a favor de la permanencia y dice que le encanta "viajar a Europa".

"De cualquier forma —agrega con una sonrisa pícara— no he sido pescador tanto tiempo".

Gardner está de pie sobre el borde del acantilado, subiendo langostas a la lancha de su familia, en el puerto de St. Andrews. De un lado, el mar. Del otro, las colinas. Él se mueve constantemente entre ambas.

Pronto, Escocia decidirá hacia qué lado mirará.

William Bonnett, de CNN, contribuyó con este reportaje.

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