El ex presidente de Uruguay José Mujica, del opositor partido Frente Amplio, renunció este martes a su lugar en la Cámara de Senadores para evitar un probable contagio de COVID-19 y abandonó la política partidaria.
"Sinceramente, me voy porque me está echando la pandemia. Ser senador significa hablar con gente y andar por todos lados, el partido no se juega en los despachos (...) Y estoy amenazado doblemente, por vejez y por enfermedad", sostuvo Mujica en su último discurso después de 26 años de haber entrado por primera vez al parlamento.
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En su alocución durante una sesión extraordinaria de la Cámara Alta, en la que también renunció el ex mandatario Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000), Mujica dijo que "el odio es fuego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye".
"Yo tengo mi buena cantidad de defectos, soy pasional, pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me impuso la vida, que el odio termina estupidizando, nos hace perder objetividad", agregó.
El ex presidente Mujica explicó que por su edad avanzada se ubica dentro de la población de riesgo, y por padecer de una enfermedad inmunológica tampoco podría vacunarse.
Antes, en su carta de renuncia, había aclarado que este retiro "no significa el abandono de la política sino el abandono de la primera fila por entender que un dirigente es el que deja gente que lo supera con ventaja".
Lo único permanente en la vida es el cambio y hay que dar espacio a las nuevas generaciones, insistió en su discurso. "La vida se nos va, y es inevitable, pero las causas quedan", dijo.
"Hay un tiempo para llegar y un tiempo para irse en la vida", sentenció el ex mandatario sobre su renuncia al escaño de senador, algo que ya había anunciado meses atrás y que ratificó en la jornada de las elecciones departamentales y municipales, celebradas el 27 de septiembre.
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Después de la intervención de los senadores Oscar Andrade y Mario Bergara (Frente Amplio, izquierda), Guillermo Domenech (Cabildo Abierto, derecha), Pablo Lanz (Partido Colorado, centroderecha) y Carlos Camy (Partido Nacional, centroderecha), Mujica tomó la palabra para agradecer lo "elogiosos" que habían sido con él.
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Mujica apeló a la figura de Alejandro Atchugarry, político del Partido Colorado que ocupó su banca años atrás y fallecido en 2017, al que calificó de "símbolo de algo perdurable" que hay que conservar.
"La bonhomía a pesar de las rispideces de este país que, a pesar de ser pequeño, debe huir de las grietas", indicó.
El ya ex senador, cuyo lugar en la Cámara Alta ocupará Alejandro Sánchez, también del Frente Amplio y evitó hablar de sucesores políticos.
En tanto Sanguinetti, de 84 años, recordó que su renuncia estaba prevista desde antes de las elecciones nacionales celebradas en 2019 e indicó que lo motiva "la necesidad de atender la secretaría general del Partido Colorado" (PC, centro), así como sus actividades periodísticas como columnista en distintos medios.
"Ustedes dirán ¿por qué este señor privilegia su partido y no disfrutar de este cuerpo? (...) Y es porque siento un enorme deber hacia mi partido y una profunda convicción sobre la importancia de los partidos políticos en la vida democrática", aseveró.
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Mientras "la opinión de los ciudadanos es diversa, es veleidosa, los partidos son los que encauzan, orientan, vertebran, articulan, y eso es fundamental sobre todo en estos tiempos en que las burbujas publicitarias y la magia de las redes pueden entronizar (...) a figuras que no representan valores y que no dan la seguridad institucional de los países, porque son gente que no se siente atada", argumentó.
"El concepto de representación política hoy está en crisis. El ciudadano hace un Facebook y cree que con eso es partícipe de un diálogo universal y tiene la falsa sensación de ello. Y más que nunca entonces nos tenemos que aferrar a las ideas".
Un abrazo entre adversarios
Sanguinetti y Mujica se saltaron los protocolos sanitarios para darse un fuerte abrazo en la Cámara bajo el aplauso de todos los legisladores que se pusieron de pie.
Los dos expresidentes, durante décadas férreos adversarios políticos y en las antípodas en muchos aspectos de su cosmovisión, acordaron realizar su renuncia el mismo día.
Tras 15 años en el poder, el Frente Amplio dejó el gobierno en marzo a manos de una coalición liderada por el centroderechista Partido Nacional y de la cual Sanguinetti fue uno de los principales impulsores.
Mujica, quien llegó a presidente siendo uno de los políticos más populares y a la vez más resistidos del país por su pasado guerrillero, tuvo una enorme proyección internacional.
Su estilo alejado de protocolos y sus discursos en plataformas globales volcados a valores humanos poco usuales en el lenguaje político lo convirtieron en un personaje buscado por medios de todo el mundo.
Sanguinetti, en tanto, fue el primer presidente de Uruguay después de 12 años de dictadura (1973-1985), tras unas elecciones con candidatos proscriptos por el régimen, y se erigió como líder de la restauración democrática. Volvió a ser elegido en 1995, siempre por el Partido Colorado (centro), en el que ahora centrará toda su actividad.