Si el Senado aprueba su designación, el ex general sería el primer afroamericano en liderar el mayor ejército del mundo, en el que la comunidad negra está fuertemente representada.
Austin requerirá de una exención —además de la confirmación— del Congreso para ser designado como jefe del Pentágono, ya que la ley establece un plazo de siete años desde su retiro para acceder al cargo, y tan solo han pasado cuatro.
Es una situación similar a la que se encontró en 2017 el general James Mattis, el primer secretario de Defensa del presidente saliente, Donald Trump.
La entonces oposición demócrata en el Congreso fue crítica con el nombramiento por el hecho de requerir esa exención.
Entonces, los miembros del Senado se pusieron de acuerdo a regañadientes, en medio de preocupaciones sobre las opiniones de Trump sobre las fuerzas armadas, y varios legisladores dijeron en ese momento que no querrían volver a hacerlo.
"No debería ser considerado por la misma razón que el secretario Mattis no debería haberlo sido", dijo el congresista Justin Amash en una publicación en Twitter.
"La ley prohíbe a los miembros recientemente retirados de las Fuerzas Armadas servir en esta posición civil. Biden sería el segundo presidente consecutivo en violar esta norma", subrayó.
Austin tendría bajo su responsabilidad a los 1.2 millones de miembros en servicio activo, de los cuales alrededor del 16% son negros.
Pero los afroestadounidenses prestan servicio de forma desproporcionada en rangos inferiores y pocos han alcanzado posiciones de alto mando.
El problema quedó más expuesto durante este año cuando hombres y mujeres afroamericanos expresaron su apoyo al movimiento nacional "Black Lives Matter" contra el racismo y el abuso policial.
Con información de AFP y EFE