Llegó la hora de "sacar de las sombras a 11 millones de indocumentados", dijo Menéndez durante una rueda de prensa virtual junto a otros legisladores.
La amplia iniciativa busca garantizar una solución a largo plazo para los dreamers, como se conoce a los inmigrantes llegados al país siendo niños y amparados por el programa DACA; y a los beneficiados por el Estatus de Protección Temporal (TPS) —que en su mayoría proceden de Centroamérica— y los trabajadores agrícolas inmigrantes.
Durante el gobierno de Barack Obama este grupo de cerca de 700,000 jóvenes —la mayoría de origen latinoamericano— fueron beneficiados por un estatuto de protección que su sucesor, Donald Trump, intentó cancelar en una pugna judicial que llegó hasta la Corte Suprema.
Amplía además los visados de diversidad de 55,000 a 80,000, promueve cambios en el sistema de inmigración basado en el empleo y tiene entre sus prioridades mantener a las familias inmigrantes unidas.
Esta legislación aterriza en un momento en que la Casa Blanca busca avanzar en el Congreso un plan de alivio para la economía por 1,9 billones de dólares, para lo cual deberá negociar con los republicanos si quiere estímulos para revivir una recuperación agónica.
En la Cámara Alta los demócratas tienen 50 escaños, los mismos que los republicanos, pero pueden usar el voto de la vicepresidenta Kamala Harris para desempatar. En ese caso, sin embargo, quedan a merced de trabas administrativas de bloqueo, por lo que para tramitar la reforma migratoria son necesarios 60 votos.