El presidente israelí Reuven Rivlin calificó los disturbios en Lod de "pogromo" y denunció la violencia que ha tomado la ciudad.
"Las escenas de pogromo en Lod y los disturbios en todo el país por parte de una multitud árabe sedienta de sangre, que hirió a personas, provocó daños materiales e incluso atacó lugares sagrados para el judaísmo son imperdonables", dijo Rivlin en un comunicado.
Cuando el pasado lunes por la noche la lluvia de cohetes lanzados desde Gaza hacia Israel, y los posteriores bombardeos de represalia, se llevaban todos los titulares, un nuevo foco de tensión comenzaba a surgir en las ciudades mixtas de Israel.
Lod, colindante con el aeropuerto internacional de Ben Gurión, es una ciudad de 77,000 habitantes situada entre Tel Aviv y Jerusalén, de los cuales, 47,000 con judíos y 23,000 palestinos de nacionalidad israelí.
Una minoría discriminada
La mayoría de los árabes israelíes son bilingües en árabe y hebreo, y tienen un sentimiento de parentesco con los palestinos de Cisjordania y la Franja de Gaza ocupadas. Suelen quejarse de la discriminación sistemática y del acceso injusto a la vivienda, la sanidad y los servicios educativos.
Cientos de árabes israelíes —autóctonos o descendientes que se quedaron tras la creación del Estado de Israel en 1948— salieron a las calles el lunes a reclamar lo mismo que reclamaban los cohetes de Gaza: el fin de la represión en Jerusalén Este ocupado y en especial contra los disturbios en la mezquita de Al Aqsa.