Si bien el alza de la criminalidad es real, el análisis de las causas y la forma de enfrentar este aumento es muy diferente según el posicionamiento en el escenario político.
La oposición republicana insiste en que el deterioro obedece a las reformas policiales adoptadas —o previstas— por determinados municipios tras las grandes manifestaciones contra la brutalidad y el racismo de la policía, aunque el hecho de que casi todos los centros urbanos se vean afectados por el fenómeno debilita este argumento.
Para el representante de Carolina del Norte, el republicano Richard Hudson, el discurso de Biden no cambiará nada.
"Los llamados a recortar los fondos de la policía han implicado un peligroso aumento de la delincuencia. La respuesta del presidente Biden: proponer aún nuevas restricciones a las armas de fuego que solo afectan a los ciudadanos respetuosos de la ley", dijo en Twitter.
"Más que limitar las armas, necesitamos apoyar a nuestros oficiales de policía", añadió junto al hashtag #BidenCrimeCrisis.
"Concepto básico que los demócratas no parecen entender: los delincuentes no respetan las leyes sobre armas", ironizó su colega Andy Biggs.
La portavoz del Comité Nacional Republicano (RNC, secretariado del partido), Emma Vaughn, atribuyó el aumento en el crimen al "fracaso" del presidente a la hora de "castigar a su propio partido por quitar fondos a la Policía”.
Mientras, la mayor organización estadounidense de derechos civiles, ACLU, elogió en líneas generales el plan de Biden, pero advirtió que algunos de sus elementos podrían exacerbar la "criminalización de comunidades" negras o latinas.
"La historia ha demostrado que contratar a más agentes de policía lleva a una mayor persecución de delitos menores en comunidades de color", dijo en un comunicado el director de asuntos de Justicia en ACLU, Udi Ofer.
Con información de AFP, EFE y Reuters