Muhammad le dijo a Expansión que una reciente encuesta realizada en la comunidad árabe "mostró que el 45%” de ese segmento de la población "apoya la creación de organizaciones y centros destinados a ayudar a las personas LGBTQ", y que el 72% "rechaza la violencia contra los miembros de la comunidad”.
Un problema también en Palestina
Estas señales alentadoras no se repiten, lamentablemente, en los Territorios Palestinos, donde la intolerancia religiosa genera tragedias cotidianas.
"En los territorios ocupados —señalaba ya en el 2008 un reporte de la Universidad de Tel Aviv—, algunos hombres homosexuales enfrentan tortura y violencia potencialmente letal a manos de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina, miembros de sus propias familias y grupos militantes armados”.
Muchos homosexuales de Cisjordania, y hasta de la Franja de Gaza, hacen cálculos y terminan apostando por arriesgarse hasta la frontera con Israel. En general, confiesan a los oficiales del ejército su orientación sexual y se les permite entrar al país, donde ya no corren peligro de vida pero abundan las penurias.
Los nuevos refugios deberán estar también abiertos para "los jóvenes LGBTQ de los territorios palestinos que han huido a Israel por temor a perder la vida", reclamó Mara'ana.
"Sin embargo —matizó la legisladora—, esta comunidad sufre de una variedad de otros problemas: se trata de jóvenes sin estatus legal en Israel, a quienes no se les permite trabajar aquí y, por lo tanto, muchos de ellos terminan en el crimen, las drogas y la prostitución".
Ayudarlos, completó, "es un asunto humanitario".