Dos años y medio después, aquellas esperanzas parecen estar siendo doblegadas por una creciente desilusión.
“Desde marzo en adelante, cuando se fueron conociendo los artículos que se incluirán en el texto constitucional, las encuestas de opinión han ido marcando una tendencia mayoritaria de rechazo”, dice el analista político Guillermo Holzmann, socio-director de Analytyka Consultores, en Santiago de Chile.
“Los debates en la Convención Constituyente no vienen reflejando las demandas por mayor equidad que se evidenciaron en el estallido social, sino que se han estado estableciendo propuestas que buscan satisfacer más a minorías que a generar un marco de referencia para toda la sociedad chilena”, asegura el analista.
Ese cambio de humor social abre interrogantes sobre el futuro de la nueva Constitución. Para entrar en vigencia, el texto constitucional debe ser aprobado en un plebiscito previsto para el 4 de septiembre. Las encuestas vienen marcando que es mayor el número de quienes rechazarán la nueva Constitución que el de quienes la aprobarán.
Según un sondeo de la consultora Cadem realizado entre el 11 y 13 de mayo, solo el 38% consideraba aprobar el texto en el plebiscito, una caída sostenida con respecto al 56% registrado en enero. En sentido opuesto, en el mismo periodo quienes rechazan el nuevo texto constitucional pasaron de representar el 33% de los consultados al 46%.