Temor de una subida de los precios
Según Babic, todos los sectores de la sociedad, tanto los particulares como las empresas, se beneficiarán de la adopción del euro gracias a la disminución del riesgo en los tipos de cambio y a mejores condiciones en los préstamos.
El euro ya está muy presente en un país turístico como Croacia, donde el 80% de los depósitos bancarios están en esa divisa y la mayoría de clientes internacionales de sus empresas proceden de países que utilizan la moneda única.
No obstante, la población de a pie teme que el cambio de moneda acentúe la inflación.
"Echaremos en falta nuestra kuna, dado que los precios aumentarán de manera explosiva", lamenta Drazen Golemac, de 63 años, un habitante jubilado de la capital Zagreb.
"Nada cambiará el 1 de enero, todo está calculado en euros desde hace dos décadas en cualquier caso", replica Neven Banic, un empleado.
En cambio, la mayoría de los croatas se felicitan por el final de los controles fronterizos con la entrada en el espacio Schengen.
Esta decisión también fortalecerá el sector turístico en un país que durante el último año recibió un número de visitantes cuatro veces superior al de su población, de casi 4 millones de habitantes.
Un total de 73 puestos fronterizos cerrarán el domingo.
En el caso de los aeropuertos, el final de los controles se producirá el 26 de marzo, por motivos técnicos.
Pero Zagreb vigilará en cambio de manera restrictiva la llegada de migrantes clandestinos desde países vecinos que no forman parte de la UE, como Bosnia, Montenegro y Serbia.
Croacia se encuentra en medio de la ruta de los Balcanes occidentales, utilizada por muchos migrantes, así como por traficantes de armas, de drogas y de seres humanos.
La migración clandestina disminuyó en los últimos años debido a la pandemia del covid-19.
El país registró, sin embargo, entre enero y octubre de 2022 la llegada de unos 30,000 migrantes en situación irregular, un 150% más respecto al mismo periodo del año pasado.