“Alberto (Fernández) va a volver más tranquilo. Es verdad, sin ningún dinero”. La sonrisa de Lula Da Silva al hacerle ese chiste a su par argentino, obligado a reírse, fue el cierre de una declaración conjunta ante la prensa en Brasilia el 2 de mayo. Se habían reunido por la necesidad del gobierno argentino de encontrar alternativas a su acuciante falta de dólares. Y en ese contexto, encontraron un argumento menos urgente y más estratégico para justificar la reunión: un acuerdo para que Argentina pague con reales las importaciones de productos brasileños, aprovechando que la hegemonía de la moneda estadounidense está en duda en el mundo.
“Cada noche me pregunto por qué todos los países tienen que basar su comercio en el dólar”, declaró el propio Lula en su reciente viaje a Beijing. El presidente de Brasil se ha sumado a un coro internacional de voces que sostienen que la divisa de Estados Unidos está en declive. Y hay hechos que las respaldan.