El ataque contra Ucrania se produjo mientras el primer ministro húngaro, Viktor Orban, se reunía con el presidente chino, Xi Jinping, para hablar de un posible acuerdo de paz en Ucrania, y un día antes de que los líderes de la OTAN iniciaran una cumbre de tres días a la que se espera que asista Zelenski.
"Esta cruel agresión —un desprecio total por la vida humana, que pone en peligro la seguridad europea y transatlántica— es la razón por la que los líderes asumirán importantes compromisos de seguridad con Ucrania esta semana", publicó en X la embajadora estadounidense en Kiev, Bridget Brink.
El secretario de la ONU, Antonio Guterres, consideró que los ataques contra este hospital y otro centro médico "son particularmente chocantes", según declaró su portavoz, Stephane Dujarric.
Rusia "ataca sin piedad a los civiles ucranianos", denunció el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, tras los bombardeos diurnos.
La coordinadora humanitaria de la ONU para Ucrania, Denise Brown, condenó "firmemente" los bombardeos y dijo que la muerte de niños era “inconcebible".
Francia también denunció unos "actos bárbaros", Reino Unido un "atroz ataque" y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, un acto “odioso".
"Es muy importante que el mundo no se calle y que cada uno vea lo que hace Rusia", declaró Zelenski desde Polonia, donde guardó un minuto de silencio por las víctimas.
Con información de AFP y Reuters