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OPINIÓN: El último adiós al Inadem

El instituto trabajó año con año en remendar y ajustar cosas para que sus resultados fueran mejores, pero en el camino muchos quedaron insatisfechos, comenta Jorge González Gasque.
vie 28 diciembre 2018 11:00 AM

Nota del editor: Jorge González Gasque está detrás de la consultora G2 Consultores, y los fondos de inversión G2 Momentum Capital y On Ventures. Programador desde los 13 años, consolidó su carrera creando software especializado para empresas. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.

(Expansión) - Cuando el gobierno habla de las decisiones que está tomando generalmente ofrece sus explicaciones para justificarse. Si el aeropuerto hay que cancelarlo es “porque cuesta mucho” y si hay que detener las licitaciones petroleras es “porque primero necesitamos ver cómo funcionan las actuales”.

En el caso de la cancelación del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem), la Secretaría de Economía se limitó a decir: “lo vamos a extinguir” y no se preocupó en abundar en explicaciones o a puntualizar una estrategia relacionada al emprendimiento.

Lo que se dijo es que se van “a dar 3,000 millones de pesos en microcréditos”, lo cual no es una cifra impresionante, pues es menor que cualquier presupuesto del Inadem durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. Ahora se habla de una visión totalmente minúscula de la actividad emprendedora: si quieren emprender les damos crédito.

OPINIÓN: ¿Hasta dónde puedes llegar solo en tu emprendimiento?

El Inadem fue creado en el sexenio de Peña Nieto con base en los programas de fomento a Pymes que venían desde la época de Vicente Fox. El rediseño fue mayúsculo con enfoques que no se habían intentado antes, como crear fondos de inversión y fomentar empresas de alto impacto que fueran buenas candidatas a crecer a través de la inversión.

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En la institución también se incluyó el trabajo con incubadoras y aceleradoras, con proyectos regionales y con programas destinados a Pymes tradicionales. No hay que olvidar que el Inadem también gestionó el programa de garantías, que permitió que la banca tradicional otorgue créditos a pequeños empresarios con buenas condiciones.

Fue tan ambicioso el diseño que evidentemente se presentaron fallas: problemas con la evaluación, fallas en los tiempos, beneficiarios que no debieron serlo, buenos prospectos que no obtuvieron recursos, entre otros.

OPINIÓN: ¿Crecer o alcanzar un punto de equilibrio económico?

El instituto trabajó año con año en remendar y ajustar cosas para que sus resultados fueran mejores, pero en el camino muchos quedaron insatisfechos y se generaron detractores. He oído y leído a quienes dicen que el Inadem estaba “lleno de corrupción”; la realidad es que se trataba de un programa sólido que incluso fue elogiado y apoyado por instituciones internacionales como la OCDE y el Banco Mundial.

Algunos de sus críticos dicen “¿cuántos unicornios ha generado el Inadem?”, que es una pregunta injusta. El tiempo que requieren las empresas apoyadas para crecer a esos niveles no es de dos o tres años, y menos con el tamaño de inversión que se les ha dado.

Pienso que los 42 fondos que salieron de ahí se han hecho centenares de inversiones y muchas de ellas van a convertirse en empresas realmente importantes. También estoy muy seguro de que muchos proyectos apoyados se convertirán en negocios millonarios que generarán crecimiento, empleos e impuestos. ¿Llegarán a ser unicornios? Es probable.

OPINIÓN: ¿Qué pasa con la innovación en la cuarta transformación?

Lo cierto es que el ecosistema emprendedor evolucionó, ya que de los cuatro fondos de capital de riesgo que existían antes del Inadem, actualmente existen cerca de 60; hay 189 incubadoras tradicionales, 67 de alto impacto y 47 aceleradoras. Los números son evidentes: el primer semestre de 2018 ha sido histórico para las startups mexicanas, ya que según la Latin America Venture Capital Association (LAVCA), 89 compañías levantaron 154 millones de dólares.

Una vez que el gobierno ha renunciado a la responsabilidad de apoyar el emprendimiento, la sociedad civil es la que tiene que dar un paso al frente. Los fondos deben continuar con la capacidad de obtener recursos de los inversionistas y las incubadoras o aceleradoras necesitan crear modelos que les permitan sustentarse sin apoyos.

Los emprendedores tampoco podrán contar con los apoyos a fondo perdido, pero deberán buscar créditos y fondeo para sus proyectos con creatividad; los inversionistas deberán seguir impulsando sus vehículos de inversión, tales como los family offices; los corporativos deberán seguir haciendo corporate VC, invirtiendo y promoviendo estímulos a emprendedores a través de premios o concursos.

Es lamentable que el gobierno opte por ignorar el emprendimiento de alto impacto. Ni modo, el ecosistema emprendedor seguirá adelante sin ellos.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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