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La 'eutopía' de la colaboración entre humanos y robots

La tecnología nos beneficia, pero también nosotros la beneficiamos al compartir nuevos insumos con los que pueda incrementar sus capacidades, opina Orlando Mejía.
mar 06 agosto 2019 12:47 PM

(Expansión) – El término eutopía, aunque no es reconocido por la Real Academia de la Lengua Española, es utilizado como un complemento al concepto de utopía. Esto quiere decir que si lo utópico se refiere a algo inalcanzable, la eutopía sí logra su cometido. Es esencialmente, un ideal posible si se trabaja para alcanzarlo.

A pesar de las visiones que tenían los escritores Asimov o George Orwell, sobre cómo los robots serían la causa de un futuro algo gris y sórdido, hoy en día existen también panoramas en donde las personas, y lo que se conoce como Inteligencia Artificial, son capaces de complementarse para mejorar nuestra calidad de vida.

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Uno de los innumerables cambios que trajeron consigo las computadoras personales fue el replantear la función de las mecanógrafas, quienes además de facilitar la elaboración de documentos, eran las intermediarias con los puestos gerenciales, y aunque parezca algo insignificante, este ajuste de responsabilidades provocó cambios significativos en las empresas.

Debido a esto, los ejecutivos tuvieron que a aprender a utilizar procesadores de texto y a tener una relación con su equipo de cómputo - quienes eran más que na simple máquina de escribir-, lo que al final se tradujo en una mayor eficiencia laboral.

Pero hasta ese momento y desde la Revolución Industrial, el vínculo entre hombre y tecnología era el mismo que el de un operador y su herramienta de trabajo. La tecnología no ayudaba a la toma de decisiones, era solamente un elemento para optimizar el rendimiento de la fuerza de trabajo.

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Hoy estamos ante otro punto de inflexión. La Inteligencia Artificial transforma nuestra relación con las máquinas, pues ahora ya pueden intervenir en decisiones estratégicas en los negocios e incluso a través del procesamiento de datos específicos logran señalar el camino a seguir o predecir posibles escenarios.

Sin embargo, aún con todo el potencial que posee, la Inteligencia Artificial tiene sus límites. La diferencia entre procesar datos y pensar es vasta. Hasta ahora solo las personas tienen la capacidad de adaptarse a circunstancias complejas y ser resilientes ante eventos sin contexto previo.

Por eso, vale la pena reconsiderar la idea de que los humanos seremos reemplazados porque las máquinas harán mejor el trabajo, sin duda esto es una preconcepción errónea que viene de un pensamiento dual: o se fabrican herramientas o se usan y entonces sólo habría cupo en el mercado laboral para las personas que construyan nuevas tecnologías.

No obstante, la relación entre hombre y máquina es mucho más compleja y se entrelaza en distintos niveles. La Inteligencia Artificial puede ser nuestro jefe, subordinado y compañero de trabajo, todo al mismo tiempo; por lo anterior, más que ver a esta tecnología como un factor negativo, visualicémosla como un potenciador del criterio humano, algo que cubre nuestras carencias y potencia las virtudes.

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Esta debería ser la aproximación correcta si pensamos en nuevas formas de vinculación entre los robots y personas; la tecnología nos beneficia, pero también nosotros la beneficiamos al compartir nuevos insumos con los que pueda incrementar sus capacidades.

OPINIÓN: El papel de los robots en la Industria 5.0

Muchos ejemplos de esta interacción ya los tenemos en nuestras rutinas diarias; asistentes digitales que nos conocen mejor mientras más los usamos, navegadores que nos reciben con noticias de interés personalizadas o plataformas de streaming que conocen nuestras películas favoritas.

Todo esto hace más cómoda nuestra vida, y si bien han cambiado las reglas del mercado, hasta ahora ninguno de estos servicios subsistiría sin que una conciencia humana los lleve cada vez con más frecuencia a ser más eficientes e incrementar sus posibilidades.

Una cosa es segura, nuestra relación con los llamados “agentes digitales” será mucho más rica y matizada que con las herramientas de la era industrial. Esto es debido a que al ser más precisos y eficientes son más confiables. No debemos olvidar que solo el humano tiene la capacidad de notar lo nuevo o inusual y como dirían: “salirse de la caja”, en este caso, el algoritmo.

Nota del editor: Orlando Mejía, Socio de Capital Humano en Consultoría, Deloitte México. Síguelo en su cuenta de LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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