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Paquete Económico 2020 y por qué reducir el uso de efectivo

Reducir el uso de efectivo tiene el potencial de incrementar los ingresos y además incidir positivamente en otras áreas de política pública, opina Luis Mauricio Torres Alcocer.
jue 19 septiembre 2019 09:22 AM
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Arturo Herrera, Secretario de Hacienda, entregó el Paquete Económico 2020 al Congreso.

(Expansión) – Dentro de la propuesta de Paquete Económico 2020, entregada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para su revisión y aprobación al Poder Legislativo, se observan tendencias importantes. Una de ellas es que desde Hacienda se están pensando estrategias complejas para cumplir con las expectativas de recaudación del próximo año.

Los proyectos prioritarios de esta Administración necesitan recursos, pero al mismo tiempo se tiene que cumplir con un compromiso de no endeudamiento y no elevar o crear impuestos. Malabarear todos estos objetivos no es fácil.

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Una respuesta integral a los problemas de recaudación de la Hacienda pública sería una reforma fiscal profunda, pero es probable que el Gobierno federal no contemple esta opción. Parece ser que al menos una parte de la estrategia de recaudación será más bien una guerra de guerrillas y no una gran batalla.

El Paquete Económico propone la aplicación de esquemas fiscales existentes a plataformas digitales. Es decir, las actividades en apps y empresas que operen en el país estarán sujetas al impuesto sobre la renta o al impuesto al valor agregado. Con tan poco margen de maniobra para elevar la recaudación, este movimiento no parece sorpresivo, sin embargo, sí cambia las reglas del juego para las empresas digitales que operan en México.

Sin duda estas empresas deben aportar al fisco lo que les corresponde por ley. En este sentido no hay discrepancias: las empresas digitales están dispuestas a colaborar y el objetivo de recaudación de las autoridades es totalmente legítimo.

Sin embargo, no hay que perder el foco de dos cosas. Primera: la estrategia es inteligente, pero quizá insuficiente y tendrá consecuencias no deseadas. Es necesario que las empresas contribuyan y paguen los impuestos correspondientes, pero este ajuste impactará en los precios que pagan los consumidores desincentivando su uso o excluyendo consumidores.

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Segunda: este nuevo esquema fiscal para la economía digital debe ser compensado con políticas que incentiven el uso de medios electrónicos de pago (y frenen la demanda por dinero efectivo).

En el segundo punto hay varias aristas para reflexionar. Una de ellas es que no queda claro que el Gobierno federal piense utilizar intervenciones que inhiban el uso del dinero en efectivo para incrementar los ingresos fiscales.

La economía informal y todas las actividades no registradas de manera electrónica son susceptibles a no pagar impuestos. Introducir candados para el uso de efectivo e incentivar los medios de pago electrónicos debe estar en la caja de herramientas de las autoridades fiscales.

Las actividades ilegales o informales hablan el idioma del dinero en efectivo. Los esfuerzos por reducir la disponibilidad, elevar el costo del efectivo, además de incentivar a consumidores y negocios a adoptar medios electrónicos tendrán efectos positivos sobre la capacidad recaudatoria.

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En esta línea, poner impuestos a servicios digitales, aplicaciones móviles o transacciones de comercio electrónico, que suceden casi estrictamente a través de medios electrónicos de pago, es ir en la dirección contraria de una estrategia hacia una economía con menos efectivo.

Si bien es necesario hacer que las plataformas digitales paguen impuestos, se deben contrarrestar estas acciones que inhiben el uso de medios electrónicos de pago con una política para incentivar su uso.

El contenido de la propuesta de Paquete Económico 2020 nos ha obligado a replantear la utilidad de nuevas estrategias fiscales. Además, el contexto político, fiscal y las expectativas económicas requieren de esfuerzos para incrementar la recaudación sin utilizar reformas de gran impacto.

El gravar servicios digitales e incentivar el uso de medios de pago electrónicos no van a resolver la totalidad de los problemas fiscales más importantes de México por sí solos, pero sí tienen el potencial de abonar tanto a las arcas públicas como al desarrollo de México, derivado de los efectos positivos de reducir el uso de efectivo.

Una cruzada por la digitalización de pagos y transacciones se integra con agendas de inclusión financiera y desarrollo social. Reducir la disponibilidad de efectivo incide en el combate a la corrupción y al crimen, ya que estas actividades operan fuera del radar de los medios de pago electrónicos.

Una iniciativa desde el Gobierno para reducir el uso de efectivo podría transparentar el uso de recursos públicos y bancarizar a personas beneficiarias de programas sociales.

Además de cambios en la regulación tributaria, el Gobierno tiene la oportunidad de estimular los ingresos del sector público utilizando políticas encaminadas a reducir el uso de efectivo e incentivar la adopción de medios de pago electrónicos.

Reducir el uso de efectivo tiene el potencial de incrementar los ingresos y además incidir positivamente en otras áreas de política pública. Esta alternativa debe ponerse sobre la mesa como parte de una estrategia fiscal integral.

Nota del editor: Luis Mauricio Torres Alcocer es Investigador del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). Síguelos en su página y redes sociales: Twitter y Facebook . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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