Comencemos por la gente. Según el estudio de Deloitte, consultoría en asesoría financiera, a clientes públicos y privados de diversas industrias, Tendencias Globales en Capital Humano 2019. Liderando la Empresa Social: reinvención con un enfoque humano, los dirigentes debemos adoptar siempre un punto de vista matizado para perseguir objetivos comerciales tradicionales. ¿Qué debemos visualizar? El contexto, nuevas competencias críticas como: la conducción a través del cambio, la ambigüedad, la incertidumbre; así como la comprensión cada vez más profunda de las tecnologías digitales y la inteligencia artificial.
Los resultados de dicho estudio, los cuales se obtienen a raíz de una encuesta, arrojan que el 84% de los participantes visualiza la necesidad de repensar la experiencia laboral para mejorar la productividad y deja ver que las empresas en México tienen una legítima preocupación por saber cómo acelerar el desarrollo de las personas, dado los cambios en la forma de trabajar generados por las nuevas tecnologías y de la transición a nuevos esquemas de colaboración.
Una minoría de participantes en dicho documento consideró que el rubro de la automatización implica reimaginar cómo se hace el trabajo, resultando de esto el hecho de que la cuarta revolución industrial nos alcanzó gracias al Internet de las Cosas, la nube, la integración de los datos y los sistemas de fabricación. Con este antecedente, la gran pregunta que debemos hacernos ante el nuevo decálogo se basa en qué papel debemos darle a la gente en esta apuesta industrial.
Esto nos lleva a la segunda reflexión. Si bien esta política puede representar el inicio – tardío para México – del boom de la industria 4.0, debemos apuntalar el crecimiento competitivo de los sectores involucrados (automotriz-autopartes, aeroespacial y eléctrico-electrónico) para colocar a nuestro país en una senda de desarrollo sustentable, fortalecer las cadenas productivas industriales y equilibrar el progreso por sectores y regiones.