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México puede ser líder en la Cuarta Revolución Industrial

El mayor activo de México es su gente y su ímpetu de abordar los problemas sociales de manera innovadora, opina Karime Kuri Tiscareno.
lun 27 enero 2020 02:32 PM
disrupción - cuarta revolución industrial - tecnología
Los cambios disruptivos de la Cuarta Revolución Industrial están remodelando los sistemas públicos y privados y corren el riesgo de dejar atrás a muchos jugadores si no logran mantener el paso, considera Karime Kuri Tiscareno.

(Expansión) – La velocidad y la escala del cambio introducido por la Cuarta Revolución Industrial genera cada vez más presión sobre nuestras sociedades, gobiernos y empresas. Pero la presión puede crear diamantes.

Ha llegado el momento de que México inicie un nuevo tipo de crecimiento. Aprovechar las oportunidades que presentan las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial ofrece una oportunidad para que una de las 20 economías más importantes del mundo entre a la siguiente fase de su desarrollo y muestre liderazgo en un mundo en evolución.

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En los siguientes dos años, México será el país líder en América Latina en crecimiento a la inversión en Internet de las Cosas, con una tasa compuesta anual del 28.3%. En 2018, el país se sumó a algunas de las naciones tecnológicamente más avanzadas y ambiciosas del mundo, como el Reino Unido, Singapur, China y Francia, al lanzar una estrategia nacional de inteligencia Artificial, y la primera en América Latina, para proporcionar recomendaciones para aprovechar esta tecnología e impulsar crecimiento económico y bienestar social.

El mayor activo de México es su gente y su ímpetu de abordar los problemas sociales de manera innovadora. El país puede ser pionero en innovaciones técnicas no solo por contar con el ecosistema fintech más grande de América Latina, sino también gracias a su crecimiento demográfico, desarrollo en infraestructura, crecimiento de la clase media, contribución de las mujeres a la economía, y una cultura del emprendedor que continúa expandiéndose.

Ciudades como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey están construyendo múltiples start-up hubs que están incubando contribuciones a tecnologías emergentes como automóviles eléctricos, hogares ecológicos inteligentes y dispositivos médicos inteligentes. Desde 2010, el número de nuevas empresas tecnológicas mexicanas se ha triplicado. Los sectores público y privado ya están comenzando a adaptarse a los cambios tecnológicos, como pilotear blockchain para rastrear las ofertas de contratos públicos e implementar tecnologías de ciudades inteligentes para movilidad y calidad del aire.

La inversión de México en fintech y tecnologías emergentes podría cosechar beneficios en los próximos años si el progreso continúa. Las tecnologías de ciudades inteligentes tienen el potencial de mejorar la seguridad de los ciudadanos, disminuir los niveles de contaminación, reducir la congestión y transformar la experiencia de nuestras ciudades. Para avanzar hacia este futuro, se requiere una gran cantidad de datos, el oxígeno de esta Cuarta Revolución Industrial.

Desde su uso para aplicaciones de Inteligencia Artificial y secuenciación de genes, hasta robótica y mejora de rendimientos agrícolas, los datos aumentan de valor cuanto más se comparten. Pero esta oportunidad aún requiere esfuerzos para acelerar nuevas industrias y combatir retos como la protección de la privacidad, el acceso y manejo de datos de forma inclusiva y segura. Si México actúa rápidamente podría estar a la vanguardia de esta industria de intercambio de datos.

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Los cambios disruptivos de la Cuarta Revolución Industrial están remodelando los sistemas públicos y privados y corren el riesgo de dejar atrás a muchos jugadores si no logran mantener el paso. Liderazgo en la Cuarta Revolución Industrial exige a los actores aplicar una combinación inusual de habilidades para movilizar acciones a gran escala.

Se necesita la colaboración entre empresas y líderes gubernamentales para identificar conjuntamente las mejores estrategias para acelerar la adopción de tecnologías como la movilidad autónoma y el intercambio de datos de una manera segura, ecológica e inclusiva.

México ya ha comenzado este proceso aumentando la inversión en investigación y desarrollo tecnológico, reformas y políticas dinámicas que promueven una cultura de innovación y han dado como resultado incremento a la inversión en este sector. Sin embargo, el camino hacia la innovación sostenible y responsable es largo.

Nota del editor: Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente a Karime Kuri Tiscareno.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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