Para entonces también estaría sobre la mesa el asunto sobre si los automóviles tendrán conductores o incluso propietarios individuales. De hecho, a medida que los millennials y la generación Z evitan la propiedad de automóviles a favor de Ubers, bicicletas eléctricas y otras formas de transporte compartidas, es probable que las ventas generales de automóviles continúen disminuyendo.
Un estudio reciente de KPMG estima que la llegada de vehículos autónomos (AV) podría reducir la propiedad de automóviles privados en los mercados urbanos en un 50% para 2035. Esto podría significar un golpe adicional para un mercado de automóviles en declive en México. Después de un récord histórico de 1.6 millones de vehículos ligeros vendidos en 2016, las ventas han caído en los últimos tres años hasta llegar a 1.3 millones el año pasado.
¿Qué significa esto para la industria automotriz mexicana? Que habrá tan solo un puñado de ganadores y un buen número de perdedores cuando se trate de proveedores.
Para empezar, la complejidad mecánica de los automóviles se reducirá considerablemente. Se eliminarán las miles de partes del llamado powertrain o sistema de propulsión (bloques y cabezas de motor, pistones, sistemas de encendido, así como sistemas de escape y transmisiones). Dependiendo de a quién se consulte, la cantidad de componentes en un auto podría reducirse de 30,000 a 1,000. El estudio de UBS comparó un Volkswagen Golf con un Chevy Volt y concluyó que el Volt tenía 24 partes móviles en su powertrain versus 149 del Golf.
UBS también señaló que el 56% de un Volt provino de proveedores fuera de la cadena de suministro automotriz tradicional, es decir, el gigante de la electrónica coreana LG.