Ahora bien, un escenario económico adverso, como el actual, sí es condición necesaria y suficiente, pero también causa y consecuencia de la pobreza (en algún sentido, por supuesto que hay una serie de factores que lo detonaron), por lo que, además de buscar un crecimiento económico sostenible, erradicar la pobreza tiene que ser una prioridad para todas las economías.
Al margen de las profundas discusiones metodológicas, y para fines prácticos, se puede entender a la pobreza no sólo como insuficiencia de ingresos, sino como una condición que limita las capacidades de las personas.
Una persona en estas condiciones crea altísimos costos de oportunidad en el capital humano del país, ya que las personas con capacidad limitadas y sin educación, podrían ser médicos, ingenieros, maestros, o podrían tener otras cualidades que busquen algunas personas o empresas.
Por otro lado, el consumo privado, que es el principal motor económico de México, se queda sin actores cuando las personas no tienen la capacidad de participar activamente en los mercados. Por el contrario, en una economía con personas con mejores ingresos, estimulan constantemente la actividad económica, cuando gastan más, ahorran más, invierten más, emprenden más.
Lo anterior nunca significa que las personas sólo tengan fines económicos. Todo lo contrario. De hecho cuando las personas tienen cubiertas sus necesidades materiales, en consecuencia, buscan saciar otras necesidades, como intelectuales o espirituales, lo que traería consigo otros beneficios colaterales, como un mejor ánimo social y mejoran el nivel de vida de las personas.