En esta ocasión, la crisis económica será más grave para México que para otros países debido a que los precios del petróleo también se han desplomado. Es bien sabido que en México una parte de los ingresos fiscales provienen del petróleo, el cual es una materia prima altamente volátil.
Como consecuencia de la caída de los petroprecios, el gobierno tendrá menos recursos para enfrentar la crisis y por lo tanto una de sus pocas alternativas para emprender una política fiscal contracíclica será a través del endeudamiento. No obstante, esta historia pudo ser totalmente distinta. Utilizaré el ejemplo de la experiencia chilena para explicarlo.
Mientras que en México el petróleo es nuestro recurso natural más importante, en Chile su materia prima más importante es el cobre. En ambos países un buen porcentaje de su gasto público eran financiados por la venta y exportación de estos commodities. Sin embargo, desde hace tiempo Chile entendió que sus ingresos fiscales no debían depender del precio de las materias primas.
A inicios del siglo XXI, cuando los precios de diferentes materias primas aumentaron significativamente, muchos gobiernos latinoamericanos aprovecharon este momento para aumentar su gasto público, mientras que el gobierno de Chile tomó un rumbo distinto. En este país se contaba con una regla fiscal que los instaba a ahorrar una parte de los ingresos excedentes en un fondo contra cíclico que sería utilizado únicamente en casos de crisis.
Michelle Bachelet era presidenta de Chile en esos momentos y tuvo que soportar presiones políticas y mediáticas que le exigían aprovechar los aumentos en el precio del cobre para aumentar el gasto público. En 2007 existía un rechazo generalizado a su gobierno y contaba con una aprobación menor al 40%. Mientras tanto, en otros países como México, Ecuador y Venezuela los ingresos excedentes del petróleo se utilizaban para financiar el gasto público y contribuían a fortalecer la aprobación presidencial.