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El fondo contracíclico que México necesita

Será necesaria una reforma fiscal para aumentar la recaudación de impuestos que le permita al gobierno desligar el petróleo del gasto público, opina Isaac López-Moreno.
mié 22 abril 2020 11:57 PM

(Expansión) – Las medidas para enfrentar al coronavirus tomadas por diferentes gobiernos está gestando una crisis económica sin precedentes en todo el mundo. La historia reciente de nuestro país nos muestra que México se ha visto afectado por diversas crisis en las últimas décadas.

De hecho, de los últimos cinco sexenios, tres presidentes han tenido que enfrentar crisis económicas graves: Zedillo en el 94, Calderón en 2008 y López Obrador en 2020. Cada vez que una de estas crisis económicas ha ocurrido, nuestro país ha estado lejos de contar con los recursos necesarios para enfrentarlas de mejor manera.

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En esta ocasión, la crisis económica será más grave para México que para otros países debido a que los precios del petróleo también se han desplomado. Es bien sabido que en México una parte de los ingresos fiscales provienen del petróleo, el cual es una materia prima altamente volátil.

Como consecuencia de la caída de los petroprecios, el gobierno tendrá menos recursos para enfrentar la crisis y por lo tanto una de sus pocas alternativas para emprender una política fiscal contracíclica será a través del endeudamiento. No obstante, esta historia pudo ser totalmente distinta. Utilizaré el ejemplo de la experiencia chilena para explicarlo.

Mientras que en México el petróleo es nuestro recurso natural más importante, en Chile su materia prima más importante es el cobre. En ambos países un buen porcentaje de su gasto público eran financiados por la venta y exportación de estos commodities. Sin embargo, desde hace tiempo Chile entendió que sus ingresos fiscales no debían depender del precio de las materias primas.

A inicios del siglo XXI, cuando los precios de diferentes materias primas aumentaron significativamente, muchos gobiernos latinoamericanos aprovecharon este momento para aumentar su gasto público, mientras que el gobierno de Chile tomó un rumbo distinto. En este país se contaba con una regla fiscal que los instaba a ahorrar una parte de los ingresos excedentes en un fondo contra cíclico que sería utilizado únicamente en casos de crisis.

Michelle Bachelet era presidenta de Chile en esos momentos y tuvo que soportar presiones políticas y mediáticas que le exigían aprovechar los aumentos en el precio del cobre para aumentar el gasto público. En 2007 existía un rechazo generalizado a su gobierno y contaba con una aprobación menor al 40%. Mientras tanto, en otros países como México, Ecuador y Venezuela los ingresos excedentes del petróleo se utilizaban para financiar el gasto público y contribuían a fortalecer la aprobación presidencial.

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Sin embargo, el panorama cambió cuando la crisis financiera del 2008 estalló en Estados Unidos. A partir de este acontecimiento, la aprobación de muchos presidentes de América Latina fue decayendo, pero en Chile ocurrió algo distinto. El rechazo a las políticas de ahorro de Bachelet se convirtió en apoyo a su gobierno.

De hecho, a partir de que la crisis estalló, el respaldo ciudadano fue en aumento hasta llegar al 80% de aprobación en 2010. La sociedad chilena entendió la importancia de que su país haya optado por ahorrar en épocas de bonanza para tener recursos suficientes durante tiempos de crisis.

México ha querido imitar el modelo contracíclico chileno pero no lo ha logrado. Distintos Secretarios de Hacienda han explicado que el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios de México está aún lejos de ser equiparable con el fondo contracíclico de Chile y han mostrado sus intenciones de imitarlo. Lamentablemente el contexto ahora es distinto.

Si en México queremos contar con un fondo contracíclico en donde se ahorren una parte importante de los ingresos petroleros, será necesario hacer una reforma fiscal para aumentar la recaudación de impuestos que le permita al gobierno desligar el petróleo de nuestro gasto público.

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Esto es sumamente complejo ya que los incentivos políticos están orientados a gastar evitando a toda costa hacer reformas fiscales significativas. Un aumento de impuestos en nuestro país siempre viene acompañado de malestar ciudadano y desaprobación al gobierno.

En pocas palabras, ningún presidente ha decidido asumir el costo político de aumentar la recaudación de impuestos y prefieren seguir financiando parte del gasto público con ingresos petroleros.

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Es evidente que México debe estar mejor preparado para los tiempos de tempestad. Se han perdido innumerables ocasiones a través de los años para que México tenga mayores recursos para enfrentar tiempos de recesión. Esta es la tercera crisis que ocurre en México en las últimas tres décadas.

¿Cuántas crisis más se necesitan para aprender la lección? Avanzar en la construcción de un fondo contracíclico más ambicioso debe ser una tarea primordial para la Hacienda Pública una vez que nuestro país se recupere de la grave crisis económica que el coronavirus está generando.

Nota del editor: Isaac López-Moreno Flores cuenta con la Licenciatura en Economía por la Universidad de Guadalajara y con la Maestría Erasmus Mundus en Desarrollo y Crecimiento Económico en la Universidad Carlos III de Madrid y la Universidad de Lund en Suecia. Síguelo en Twitter como @iLopezMoreno . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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