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Ley de Etiquetado de Advertencia, un nuevo desafío para el consumo

Claramente el reto de la industria está en conocer las diferencias entre categorías, marcas y productos para desarrollar estrategias y atender esta transformación del consumo, opina Juan Carlos Jouve.
sáb 04 julio 2020 08:00 AM

(Expansión) – Hoy el mundo está en transformación derivada de las acciones de distanciamiento y protección sanitaria que nos exigen llevar a cabo el gobierno, las empresas y nuestra propia razón para evitar la propagación de la pandemia. En este contexto, y aún sin que estemos cerca -en México y en el mundo- de que esta etapa de crisis sanitaria llegue a su final, el consumo vislumbra un nuevo reto en el horizonte. Se trata de la nueva norma oficial mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010, mejor conocida como Ley de Etiquetado Frontal o Ley de Etiquetado de Advertencia.

La norma obligará a las empresas de alimentos y bebidas a incluir en el empaque de sus productos un etiquetado frontal en el que se advierta el alto contenido de sodio, azúcares y grasas, entre otros. Esta medida entrará en vigor con su publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF) en octubre de este año, abonando a la transformación del consumo que hoy vivimos – nada más y nada menos que - con la promesa de mejorar la salud del consumidor, haciéndole consciente y visible lo que es “bueno” y lo que es “malo” para la salud.

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Esta ley tiene dos caras y en muchos casos el debate es largo antes de llegar a un posible consenso. Por un lado, destaca la nobilísima intención de ver por el mexicano y su salud, aunque esto represente incidir en la libertad de compra y elección de sus alimentos y bebidas. Cabe mencionar, la medida podría venir a impactar aún más a la industria de consumo, que hoy más que nunca, necesita políticas y legislaciones expansivas para sumar a la recuperación de la economía nacional.

Actualmente, cualquier política que ayude a impulsar el consumo y la inversión estará ayudando a la recuperación económica del país; por lo que la Ley de Etiquetado planteará en escasos meses una transformación para la industria de alimentos y bebidas en México, donde fabricantes, distribuidores, marcas y detallistas deberán de sortear un reto más para ganar la preferencia del consumidor, activar su gasto e impulsar el consumo en el país.

La nueva norma ha sido ampliamente aplaudida por diversos actores nacionales e internaciones como la UNICEF y la Organización Panamericana de la Salud. Su objetivo es ayudar a la población a luchar contra el sobrepeso y la obesidad para incluso convertir a México en un ejemplo para otros países de la región. Como ya comentamos al inicio del texto, esta es una nobilísima causa; sin embargo, el éxito de la norma dependerá de varios factores adicionales a la mera aplicación de los sellos. A continuación, planteo dos cuestionamientos que serán clave en el éxito de la ley.

Primero, la adopción de la norma por parte del consumidor. Si bien la ley entra en vigor en octubre, sus resultados estarán sujetos a que el consumidor modifique sus hábitos de consumo a consecuencia de los sellos.

Segundo, la norma por sí sola difícilmente será suficiente para mejorar la salud delos mexicanos si no se integra a un ecosistema mucho más amplio donde marcas, consumidores y gobierno logren resolver de raíz los problemas en la alimentación del mexicano, que claramente, van más allá de un etiquetado de advertencia. Es desde la cultura, desde la pobreza y desde la educación que este problema debe resolverse.

A la fecha, la mayor preocupación del consumidor es con relación al azúcar. Así, 40% de los consumidores señalan que estarán “muy preocupados” al encontrar el sello de azúcar en sus productos seguido de grasas y sodio. Ahora bien, el nivel de preocupación no significa nada si este no se materializa en acciones que impacten el consumo.

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Resultados de algunos estudios que se han realizado al respecto destaca que 13% de los consumidores abandonarían la compra de productos con sellos, 74% revisarían la información nutrimental para determinar si mantendría o reduciría su consumo; mientras que 13% realizarían la compra sin importar los sellos del empaque.

Claramente el reto de la industria está en conocer las diferencias entre categorías, marcas y productos para desarrollar estrategias y atender esta transformación del consumo mediante reformular, reposicionar o innovar.

Sin duda esto plantea retos para la industria y para la economía del país en un momento que podría parecer el menos conveniente. Aun así, es tiempo de centrar el debate de forma constructiva para crecer como industria, impulsando una mejor alimentación de la población y un México más fuerte.

La tarea no estará hecha hasta que sea el consumidor por su propio entendimiento y por su propia convicción, un consumidor educado, quien sea capaz de tomar las mejores decisiones de compra y consumo sin necesidad de una legislación que se le imponga y lo regule. Datos revelan que 78% de los mexicanos saben que son ellos los responsables de su alimentación y no responsabilizan a otras entidades. ¿O usted qué opina?

Nota del editor: Juan Carlos Jouve es Director de Servicio al Cliente de la División Worldpanel de Kantar México. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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