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Los pasos hacia la reactivación del negocio

La reactivación del negocio será gradual y responderá a partir de la conjunción de todas estas fuerzas, así como de factores externos e internos, consideran Orlando Mejía y Francisco Silva.
mar 21 julio 2020 12:00 AM

(Expansión) – Las organizaciones realizan actualmente una evaluación meticulosa de las condiciones imperantes en su negocio y del mercado, a fin de preparar su retorno a la actividad bajo la nueva normalidad, y lo están haciendo a partir de los efectos específicos que el COVID-19 tuvo en sus negocios.

Los impactos que sufrieron las empresas en todo el mundo tuvieron diferentes escalas. Por un lado, se encuentran aquellas que fueron afectadas de manera negativa como resultado del paro parcial o total de sus actividades y de las disrupciones serias, como fue el caso de las dedicadas al turismo, el entretenimiento, el transporte aéreo y terrestre, petróleo y gas, y la producción automotriz, entre otras, cuyas ventas se desplomaron de forma dramática. Sus prioridades durante el punto álgido de la pandemia incluyeron sobrellevar los gastos administrativos, estabilizar sus cadenas de suministro y mantener flujos de efectivo positivos.

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Por otro lado, un segundo grupo de empresas vio un aumento exponencial en la demanda de sus productos y servicios, lo que potenció sus ventas de manera importante. Aquí se cuentan a fabricantes de productos farmacéuticos, de higiene y limpieza, así como laboratorios y portales de comercio electrónico, por ejemplo. Lo importante para ellas era cumplir satisfactoriamente con la demanda, contar con el personal y capacidades necesarias para cubrirla, y conservar y alargar el periodo de crecimiento.

Más allá de que el impacto del COVID-19 en sus negocios haya sido positivo o negativo, las organizaciones se concentran hoy en prepararse lo mejor posible para avanzar hacia la etapa de recuperación, capitalizar las estrategias que concibieron e implementaron durante el desarrollo la pandemia, así como sentar las bases para prosperar en el futuro.

Los puntos de coincidencia respecto a sus objetivos en esta fase son bastante claros: anticipar y adecuar su oferta de productos y servicio a la demanda de sus clientes, la cual está en cambio constante; mejorar sus operaciones e identificar oportunidades para optimizarlas; además de evolucionar su modelo operativo acorde con la denominada “nueva realidad”.

Para cumplirlos, las empresas de ambas categorías pueden comenzar enfocándose en tres rubros cardinales, siendo el primero la eficiencia organizacional, donde el análisis de la estructura y los roles necesarios para hacer la transición es fundamental. Una acción clave aquí es determinar qué funciones o puestos pueden retornar a las oficinas y cuáles podrían seguir realizando un trabajo remoto. Es esencial en este punto definir las prácticas y políticas que seguirán quienes continúen laborando desde casa.

En este sentido, es primordial diseñar y ofrecer la capacitación que ayude a crear un entorno en el que el trabajo a distancia sea efectivo, y hacer una evaluación a fondo de las herramientas y métricas que permitan monitorear la productividad de manera precisa.

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La planificación del talento y del lugar de trabajo son un segundo elemento que permitirá conocer a detalle si los colaboradores cuentan con las habilidades para llevar a cabo su trabajo de forma eficiente, en tiempo y forma. Las decisiones que se tomen en este aspecto tienen como base la evaluación del trabajo, así como la comparación de costos y de las condiciones operativas presentes.

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Por último, y a fin de prosperar en el nuevo entorno, es esencial planificar cuidadosamente la reactivación de las operaciones. Específicamente, esto consiste en programar un regreso escalonado de aquellos colaboradores esenciales y que han sido seleccionados para volver al lugar de trabajo. Es importante tener siempre presentes las regulaciones laborales de nivel federal, estatal y local, las medidas de seguridad que se tomarán, así como la tecnología que permitirá retomar las operaciones.

Un centro de comando de crisis será crítico para coordinar las acciones antes mencionadas, y se encargará también de asegurarse que se esté en línea con la estrategia de negocio, y de hacer las adecuaciones en el camino para garantizar la operación bajo la nueva normalidad. Dicho centro también tiene como responsabilidad velar por continuidad del negocio y las finanzas, el compromiso con los clientes y la cadena de suministro.

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Sin duda, la reactivación del negocio será gradual y responderá a partir de la conjunción de todas estas fuerzas, así como de factores externos e internos. El objetivo final para las empresas que han sido impactadas de manera positiva y negativa por la pandemia es avanzar en su recuperación y alcanzar la etapa de prosperidad, donde puedan potencializar un crecimiento sustentable y exponencial.

Nota del editor: Orlando Mejía es Socio Líder de Transformación Organizacional para Latinoamérica en Consultoría, Deloitte México; y Francisco Silva es Socio Líder de Finance, Performance S&MA en Consultoría, Deloitte México. Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a los autores.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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