Por otro lado, un segundo grupo de empresas vio un aumento exponencial en la demanda de sus productos y servicios, lo que potenció sus ventas de manera importante. Aquí se cuentan a fabricantes de productos farmacéuticos, de higiene y limpieza, así como laboratorios y portales de comercio electrónico, por ejemplo. Lo importante para ellas era cumplir satisfactoriamente con la demanda, contar con el personal y capacidades necesarias para cubrirla, y conservar y alargar el periodo de crecimiento.
Más allá de que el impacto del COVID-19 en sus negocios haya sido positivo o negativo, las organizaciones se concentran hoy en prepararse lo mejor posible para avanzar hacia la etapa de recuperación, capitalizar las estrategias que concibieron e implementaron durante el desarrollo la pandemia, así como sentar las bases para prosperar en el futuro.
Los puntos de coincidencia respecto a sus objetivos en esta fase son bastante claros: anticipar y adecuar su oferta de productos y servicio a la demanda de sus clientes, la cual está en cambio constante; mejorar sus operaciones e identificar oportunidades para optimizarlas; además de evolucionar su modelo operativo acorde con la denominada “nueva realidad”.
Para cumplirlos, las empresas de ambas categorías pueden comenzar enfocándose en tres rubros cardinales, siendo el primero la eficiencia organizacional, donde el análisis de la estructura y los roles necesarios para hacer la transición es fundamental. Una acción clave aquí es determinar qué funciones o puestos pueden retornar a las oficinas y cuáles podrían seguir realizando un trabajo remoto. Es esencial en este punto definir las prácticas y políticas que seguirán quienes continúen laborando desde casa.
En este sentido, es primordial diseñar y ofrecer la capacitación que ayude a crear un entorno en el que el trabajo a distancia sea efectivo, y hacer una evaluación a fondo de las herramientas y métricas que permitan monitorear la productividad de manera precisa.
OPINIÓN: La digitalización es la “nueva realidad”
La planificación del talento y del lugar de trabajo son un segundo elemento que permitirá conocer a detalle si los colaboradores cuentan con las habilidades para llevar a cabo su trabajo de forma eficiente, en tiempo y forma. Las decisiones que se tomen en este aspecto tienen como base la evaluación del trabajo, así como la comparación de costos y de las condiciones operativas presentes.