Desde hace algunos años, las tecnologías de la información han venido a superar diversas limitantes y ya no representan un obstáculo para el emprendedor actual. Son las nuevas herramientas digitales las que permiten tener un mayor alcance e impacto dentro de un proyecto, cobrando mayor relevancia en los que tienen un objetivo social.
Pero, aunque el mundo de la tecnología ha evolucionado en gran medida y la creación de sistemas digitales no sólo es cada vez más indispensable, sino también más sencilla y accesible, los emprendedores sociales de hoy, como en cualquier organización, deben de enfocar su atención también a otra pieza central de todo el engranaje de sus proyectos: el factor humano, que involucra la participación de socios, colaboradores, aliados y patrocinadores en su construcción.
Es importante que el emprendedor social, como líder de su iniciativa, sepa seleccionar a las personas que colaborarán en su proyecto, tomando en cuenta que deben compartir los mismos valores y perseguir un mismo objetivo que los mantenga motivados. Tal como dice William F. Baker, distinguido profesor de medios y entretenimiento en IESE Business School, “cuando todo el mundo comparte la misma misión, es más fácil compartir también el éxito”.
Esta cultura organizacional permitirá a la empresa, por pequeña que sea, llegar hasta donde quiera en un futuro, sobre todo si, desde su inicio, el emprendimiento busca completar la ecuación de éxito con una misión clara, un equipo adecuado, así como las herramientas tecnológicas que ayuden a impulsarlo.
Además, las nuevas generaciones de emprendedores priorizan en gran medida la cultura y los valores como ninguna otra lo ha hecho, ya que muchos de ellos tienen la experiencia de haber trabajado en otras empresas previo a emprender su negocio y reconocen la importancia que tienen los valores para el buen funcionamiento de una organización y el logro de sus objetivos.
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De esta manera, los emprendedores exitosos están conscientes de que no se trata únicamente tener un trabajo estable, sino también de diseñar una organización que tenga un compromiso serio con aquello que consideren importante y que deje una huella en su trayecto, ya sea a través de una meta personal o un objetivo social que logre generar un impacto relevante en el entorno. Este hecho, al final reflejará el éxito de la empresa y de quienes están detrás de ella, y le abrirá camino hacia un futuro promisorio, por muy nueva que esta sea.