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Claves para desarrollar el potencial del personal de trabajo

La gestión del talento en beneficio de la compañía depende inevitablemente de la persona o personas que nos lideran y del equipo de trabajo que nos rodea, señala Guillermo Fournier.
mar 29 septiembre 2020 07:06 PM

(Expansión) – Las empresas se conforman por individuos. Toda organización constituye un grupo de hombres y mujeres que comparte determinada visión y persigue metas comunes con base en un proyecto de alineación en cuanto a estrategias, valores y prácticas. Es verdad que el afán por trascender de todo proyecto empresarial se dirige hacia el propósito de asegurar que la organización vaya más allá del ciclo vital de las personas que la integran, para evolucionar e incluso expandirse a lo largo de varias generaciones.

No obstante, al lidiar con tiempos de crisis, enfrentar la necesidad de adaptarse a cambios disruptivos o aprovechar coyunturas para fortalecerse e innovar, las empresas son tan fuertes o débiles como lo sean quienes toman las decisiones dentro de ellas. A su vez, dependerá de los colaboradores si las metas y prospectivas son alcanzadas en el marco de una estructura operativa definida con claridad.

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Por tanto, la clave de una mayor competitividad en un contexto donde la creatividad y las ideas revolucionarias serán las protagonistas de la transformación industrial próxima, radica en la habilidad de las empresas para potenciar las cualidades y talentos entre los miembros de su personal.

En este sentido, el auge tecnológico y el proceso de automatización, no implicarán de ninguna manera que la capacidad humana quede a un lado, sino que, por el contrario, significarán una inmejorable oportunidad para ampliar los límites de nuestra inteligencia y así hallar soluciones viables a asignaturas pendientes por resolver de la mano de las herramientas digitales y las posibilidades de un paradigma de conectividad sin precedente.

Ahora bien, el cómo impulsar el talento humano representa hoy un desafío para la mayoría de las empresas. Para muchas de ellas, se trata de un aspecto limitado al área de Recursos Humanos. Empero, lo cierto es que los individuos desarrollamos nuestras capacidades en plenitud cuando nos encontramos motivados, tenemos un sentido de propósito y nos identificamos con quienes nos acompañan en el proceso.

Por decirlo de otro modo: la gestión del talento en beneficio de la compañía depende inevitablemente de la persona o personas que nos lideran y del equipo de trabajo que nos rodea. Como corolario, es enorme la cantidad de talento que se deja de desarrollar como consecuencia de liderazgos deficientes y falta de una cultura organizacional sólida que invite a la cohesión.

Sin duda, la labor del departamento de recursos humanos es fundamental: los procesos de inducción y los cursos de actualización son necesarios para establecer un mínimo de conocimientos y conceptos por ser aplicados en la operación de la organización.

En el reclutamiento de personal, se selecciona a los mejores; en los ciclos de capacitación, se hace mejores a los ya seleccionados. Sin embargo, ya que la excelencia es un hábito y el talento es un músculo que requiere de ejercitarse, es el desempeño profesional el que maximiza el potencial del sujeto.

La asimilación paulatina de los principios y valores institucionales; el diálogo constructivo con los compañeros; la negociación justa pero firme con proveedores; y el trato afable con clientes: todas actividades que, acompañadas de la confianza y la guía de un buen liderazgo, forjan el carácter e impulsan las aptitudes de cualquier profesionista.

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Eso sí, la organización nunca debe perder de vista la dimensión humana que hay en sus colaboradores. Es decir, no se habla de meros activos de la empresa o números por ser administrados, sino de individuos con derechos, historias y aspiraciones. El enfoque humanitario es además de gran apoyo para la gestión del talento, pues un trabajador que se siente apreciado por su compañía, con certeza se mostrará mucho más motivado para lograr los objetivos trazados por la institución.

La actitud es una pequeña cosa que puede marcar una gran diferencia; el reconocimiento es una necesidad básica de los seres humanos y, si queremos potenciar el talento, es imprescindible conocer las cualidades particulares de cada colaborador, para incentivarle a crecer en ellas, al tiempo que, identificadas las áreas de oportunidad del personal, se invierte esfuerzo por mejorar para hacer de la aparente debilidad una fortaleza de cara al futuro.

Todos disponemos de talentos que nos distinguen, pero cuando las circunstancias no son propicias para que ese potencial florezca, entonces se corre el riesgo de caer en el rezago o la mediocridad. Las empresas excepcionales son aquellas que buscan el crecimiento profesional y humano de sus colaboradores.

De este modo, las compañías visionarias pretenden dar alas a la creatividad, y nunca reprimir la iniciativa; los líderes de verdad jamás se sentirán inseguros ante el talento que existe entre su equipo de trabajo, sino lo opuesto, se encargarán de impulsarlo en beneficio de los objetivos institucionales. Creemos campos fértiles para el talento humano, porque las ideas y proyectos del mañana dependerán de ello.

Nota del editor: José Guillermo Fournier Ramos es docente en la Universidad Anáhuac Mayab. Vicepresidente de Masters A.C., asociación civil promotora de la comunicación efectiva y el liderazgo social. También es asesor en comunicación e imagen, analista y doctorando en Gobierno. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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