Los 10 empleos con más vacantes tras la cuarentena
Son dos polaridades, una es la búsqueda de hacer la vida más sencilla a través de la innovación, que si no existiera, aún estaríamos cazando a mano y viviendo en cavernas. Pero, por otro lado, el extremo contrario puede ser ridículo, quedar atrapados en un mundo en el que todo lo queramos al instante, un buen síntoma lo puedes apreciar cuando vas a un restaurante y de forma prepotente alguien se molesta porque no quiere esperar, es como no leer libros porque no pasamos de videos de tres minutos que nos ahorren las lecturas, pero también nos privan de un proceso mental más profundo.
Dice J. M. Ryan que algunas reacciones de impaciencia y agresividad se originan en nuestro sistema límbico, programado para sobrevivir, para defendernos del peligro, a veces reaccionamos a situaciones poco agradables, exagerando, como si fueran casi de vida o muerte; pero no, avísenle al señor prepotentes de la mesa 17, que no va a morir porque su comida llegue 15 minutos más tarde, ¿podremos aprender a controlar nuestros impulsos y no comenzar a tocar el claxon a los dos segundos de la luz verde, como si ahí se nos fuera la vida?
En este sentido, el de la paciencia, yo aprendo mucho de ser corredor, entrenas durante semanas y meses para ver cómo tu cuerpo va reaccionando lentamente, mejoras tu alimentación, haces ejercicios de fuerza y estiramiento y esperas, semanas y semanas, para que el día de la carrera puedas cosechar tu esfuerzo, pero a veces ese día te das cuenta que hay algo que no hiciste bien y debes esperar durante meses la revancha para estar en otro maratón.
A veces te sorprende una lesión y he visto a muchas personas retirarse por no tener la paciencia para llevar un tratamiento y recuperarse, igual que hay personas que dejan a medias un proyecto profesional, que era prometedor, pero requería paciencia.
OPINIÓN: Crisis y oportunidades perdidas
En este tiempo, donde queremos la receta mágica e inmediata para casi todo, la Universidad Nacional de Singapur está realizando investigaciones que revelan que la impaciencia acelera el envejecimiento, ¿será que en la sociedad de la inmediatez nos urge todo, hasta arrugarnos o morir?
El que una espera sea desesperante o deliciosa depende de uno mismo, del manejo de las propias emociones, no de la velocidad del mesero.
Si quieres cultivar tu paciencia, como esa polaridad que complemente tu espíritu innovador, normalmente se recomienda aprender a respirar, encontrarle significado a las cosas, entender que la frustración y el fracaso son requisitos indispensables para lograr cosas que valgan la pena, pero a ese arsenal de consejos, quisiera agregarle, para ti, un par de recomendaciones:
1. Busca alguna actividad que implique resultados a largo plazo, sembrar y cosechar, puedes hacer jardinería, maratón, estudiar un idioma que se te complique. Para que a nivel de símbolos o imágenes veas el valor de la paciencia.
2. Dedica al menos una hora a la semana a escuchar a una persona que te desespera, sin ningún objetivo, solo por escuchar y dominarte a ti mismo.
3. Busca algún aspecto de tu vida en el que elijas el camino lento, por ejemplo, no usar la máquina de pastillas de café sino hacerlo a mano, molerlo y filtrarlo con método artesanal; no usar la máquina para lavar trastes, lavarlos tú; construir algo que ibas a comprar; hacer fila en vez de ver cómo te la brincas. Lo que tú quieras, calcula un pequeño presupuesto, ¿cuánto revolucionarías tus resultados si le dedicaras tres horas a la semana a la paciencia? ¿Cuánto impulsarías tu proyecto de vida si entrenas un diferenciador?