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Reforzar y expandir esquemas de integración productiva y social

Los problemas estructurales y la urgencia por cambiar el modelo de desarrollo en el país requiere de reforzar y expandir los esquemas de integración productiva, opina Juan Alberto González Piñón.
sáb 05 septiembre 2020 12:59 AM

(Expansión) – Para la economía mexicana está resultando particularmente difícil hacer frente a esta crisis, pues se cuenta con un reducido espacio fiscal, en un contexto en el que, además de los inversionistas extranjeros que buscan llevar sus capitales a lugares más seguros, se tiene también la pérdida de 12.5 millones empleos de los cuales 10.4 millones pertenecen al sector informal, esto al cierre de junio, según datos del INEGI.

Algunos impactos visibles son:

1. La mayor parte del sector empresarial se ha debilitado y se ha enfocado en estrategias de sobrevivencia y recuperación.

2. Consolidación de oligopolios financieros y empresariales.

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3. Reducción de ingresos por exportaciones.

4. Se ha evidenciado la deficiente protección social y la débil inclusión social.

5. Bajos niveles de confianza y de satisfacción de la población.

6. Desinformación respecto del manejo de la emergencia sanitaria, lo cual ha permitido que el gobierno acumule mayor poder.

En términos generales, el escenario económico de México se mantiene como una economía periférica exportadora de materias primas y bienes manufactureros con baja integración tecnológica local, y un mercado interno deprimido.

Esta realidad requiere de una depuración profunda del sistema de políticas públicas de carácter económico y social, de entre las cuales destacan:

- Una burocracia publica eficiente que no sólo absorba porciones crecientes de recursos financieros, sino que deje de incurrir en un déficit desmedido y, en consecuencia, inflacionario.

- La conversión de los sindicatos en fuerzas impulsoras de la competitividad nacional con una clara injerencia en la política económica.

- Desarrollo tecnológico e innovación que impulsen los procesos de industrialización.

- Expansión hacia nuevos mercados internacionales y explorar la incorporación del país en nuevas cadenas productivas.

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- Impulso de un mayor gasto público en inversión y políticas sociales.

- Priorizar aquella inversión que sustente un cambio de la estructura productiva.

- Impulso de un cambio en la inserción comercial del país.

De ahí la necesidad de reimplantar las condiciones funcionales de los instrumentos de la política fiscal más que en los de la política monetaria para movilizar y asignar los recursos existentes y canalizar el excedente económico; privilegiar el crecimiento económico incluyente y la estabilidad monetaria, teniendo en el centro la promoción de bienestar para todos los sectores sociales, con la ejecución de políticas públicas diferenciadas que sea subsidiarias y a su vez fomenten la participación activa y productiva de las clases populares y, finalmente, ampliar y fortalecer la capacidad para absorber creativamente los desarrollos científicos y tecnológicos a favor de la industrialización de alto valor agregado, sobre todo en sectores como la agricultura.

Los problemas estructurales y la urgencia por cambiar el modelo de desarrollo en el país requiere de reforzar y expandir los esquemas de integración productiva en todas las regiones de México, esto sentaría las bases de un crecimiento con igualdad y un sistema distributivo eficiente.

La heterogeneidad y complejidad que caracterizan al sistema económico mexicano le plantean, a su vez, el problema de que para que su avance sea sólido y duradero necesita de una estructura amplia y eficiente de políticas públicas, que le habiliten tener una conducción hegemónica y superar una serie de obstáculos que hoy en día limitan las posibilidades de instrumentar un proyecto de desarrollo que en efecto responda a las necesidades e intereses de la sociedad.

Los problemas asociados a la desigualdad económica y social imperante están íntimamente relacionados, por ello también las reformas económicas y sociales y las tareas nacionales de que se ha hablado son pasos obligados, como plataformas indispensables para la construcción de un nuevo régimen social capaz de ofrecer, como posibilidades tangibles, el bienestar y la seguridad generalizados, la democracia y la igualdad, la justicia y la libertad.

Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es director de Spark UP y académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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