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WhatsApp y las políticas de febrero 2021

México necesita una cultura digital desde las aulas de niveles básicos de educación de manera formal, usuarios mejor preparados y con el entendimiento de buenas prácticas, señala Carlos Ramírez.
sáb 16 enero 2021 12:00 AM

(Expansión) – Es histórico el éxodo que se está dando a través de la movilización de usuarios entre aplicaciones de mensajería instantánea. En este punto todos los que utilizamos este medio de comunicación estamos dentro del contexto de lo que está ocurriendo, claro, cada uno lo entiende con su rango de conocimiento y afinidad a lo digital, para ello muchas personas me han pedido una opinión, aquí está.

Facebook tiene una integración con Instagram y WhatsApp desde hace tiempo, es demasiado irónico que los usuarios continúen utilizando alguna de las dos plataformas si es que se dan de baja de la aplicación de mensajería. De igual manera, el hecho de buscar migrar a Telegram presupondrá un riesgo y punto de focalización para ataques, pues mientras más utilizada y famosa sea una plataforma, mayores serán los ataques dirigidos.

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Esta última no es la gran solución, a sabiendas que desde ahí se coordinan grupos de pedófilos, terroristas e incluso personas intercambiando packs (fotos de desnudos explícitos), a pesar de que en un primer momento tiene un poco más de “seguridad”, en contraste con WhatsApp. El desconocimiento de uso por usuarios primerizos podría verlos expuestos a una configuración abierta a la identificación de incluso factores de ubicación; hay que tener mucho cuidado con esto, no se trata de instalar por instalar.

A corto plazo el migrar de WhatsApp definitivamente implica dar de bajar todo rastro de Facebook e Instagram, de lo contrario, de nada servirá solo desinstalar la aplicación o borrar la cuenta, identificar qué tipo de solución es la más idónea para cada persona se ve muchas veces en un intento fallido al hablar de que en México una mayoría poblacional utiliza Facebook y WhatsApp en su día a día. Al hablarles de Signal parecería un entorno desconocido y tenebroso digitalmente hablando; el problema está en la apertura de los usuarios hacia una solución desconocida o que sus cercano no utilizan.

Las cadenas de desinformación se han hecho presentes. Esto es algo que todo usuario debe evitar en cualquier plataforma, pues solamente estamos fomentando el engaño; la brecha digital desafortunadamente es un factor que impera para esto a la par de que la verdad absoluta de cada usuario no da apertura al entendimiento que Facebook o WhatsApp no le interesa si escribes que “no autorizas el uso de cualquier dato”.

Desde un primer momento que instalaste la aplicación, creaste una cuenta, estás identificado por dirección IP, número de teléfono, incluso datos personales biométricos. En la Unión Europea las medidas de protección de datos son más sólidas, pregúntenle al GDPR el cambio que realizó en el paradigma tecnológico.

Se reconoce que el INAI haya hecho un pronunciamiento, pero nos hace falta más hincapié e importancia a este tipo de temas, pues si nos levantamos todos como usuarios, ciudadanos, Facebook México tendría que dar cuenta abierta y con transparencia total de los datos que de verdad comparten con terceros y de qué forma.

La ambigüedad de estas nuevas políticas, que si no se aceptan simplemente no se podrá continuar con el uso de la plataforma de mensajería, dejan a la deriva muchos elementos que deben ser específicos. Entendamos que cuando algo es gratis, el usuario es el producto, para este caso la integración y labor de abordaje con publicidad más explícita, directa hasta cierto punto más que a la medida, debe despertar en el usuario la curiosidad y necesidad de comenzar a darle importancia sobre los datos e incluso metadatos que deja a paso con el uso de diversas herramientas tecnológicas.

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México necesita una cultura digital desde las aulas de niveles básicos de educación de manera formal, usuarios mejor preparados y con el entendimiento de buenas prácticas y, sobre todo, conscientes de qué pasa con toda esa cantidad de datos que generan y los que representan a los mismos, como una identidad construida bajo la denominación usuario.

Pensemos antes de compartir, leamos antes de instalar y si vamos a continuar utilizando WhatsApp entendamos que nuestros datos con fines de venta y trazado de un perfilamiento para las grandes empresas nos dejarán una publicidad y estrategias de visualización de contenido más directas.

Reitero que no compartamos cadenas, no desinformemos; antes de compartir algún contenido, verifiquemos la fuente, la veracidad, o consulten a un especialista, siempre estoy dispuesto a resolver sus dudas.

Nota del editor: Carlos Ramírez Castañeda es especialista y apasionado por el Derecho Informático, particularmente en ramas de Ciberseguridad, Cibercriminalidad y Ciberterrorismo. Tiene un Máster en Derecho de las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicaciones de Santiago de Compostela España, Doctor en Administración y Políticas Públicas de México. Es colaborador de diversas instituciones académicas y gubernamentales, profesional siempre interesado en temas de ciberprevención particularmente con sectores vulnerables. Síguelo en Twitter como @Ciberagente . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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