Nuevos apagones en múltiples estados de México ante la falta de gas natural
Por lo pronto, desde fines de los 70, el costo por Watt de los módulos de silicio cristalino pasó de 75 a menos de 0.02 dólares. Por ahí van los aerogeneradores: hasta 0.04 dólares, tres veces menos que las fuentes fósiles.
Bloomberg recientemente reportó que, según un consenso de analistas, en los próximos cinco años se dará un punto de inflexión: resultará más caro operar una planta de carbón o gas que construir de cero un parque solar o eólico.
Pero en México vamos al revés: en la planeación oficial no se contempla ninguna inversión al respecto. Las termoeléctricas de CFE, que ahora tendrían precedencia sobre las renovables, trabajan con un costo cercano a 100 dólares MwH, contra hasta 18 de los parques de renovables.
Y cuando se aducen problemas de intermitencia, se omite que existe un mercado de potencia, pero también que la tendencia mundial apunta al almacenaje con baterías, que pronto sería la opción más barata para capacidad de respaldo y picos de demanda. Lo más triste es que nuestro país tiene condiciones extraordinarias para ambas tecnologías y era uno de los líderes en su crecimiento.
Mientras el gobierno se pelea contra la realidad, de primera mano he visto cómo se erosiona esa oportunidad. Como administrador de fondos de capital hemos estado parados en una inversión de un complejo solar cuyo proyecto está en el limbo por esta iniciativa de ley, y cada vez más nuestros inversionistas nos piden diversificar en América Latina y poner en pausa a México.
Hasta un niño entiende que inevitablemente es más barato y limpio producir energía con hélices movidas por el viento o captando los rayos del Sol que perforar pozos en pantanos o el mar, para luego llevar el combustible en ductos, barcos o camiones a refinerías y termoeléctricas a fin de quemarlo. Lo ven en el aire enrarecido de nuestras ciudades. Simplemente, a la CFE le cuesta, en promedio, unos cinco pesos generar un Kw y lo vende a 1.20.
De tal forma que cada Kw que en un día asoleado deja de comprarle un pequeño hotel con paneles solares es un alivio de 3.8 pesos a sus pérdidas. Imaginemos eso multiplicado por millones de negocios y hogares que podrían hacer lo mismo en el modelo de generación distribuida.
Considerando estos “efectos colaterales” del objetivo de “soberanía energética”, queda corta la estimación del CCE de sobrecostos para el país por 63,000 millones de pesos anuales, que en cinco años superarían los de la cancelación del aeropuerto de Texcoco (según el cálculo original de la Auditoría Superior de la Federación). Y ni siquiera hemos hablado aquí de litigios, y peor aún, de las consecuencias ambientales y para la salud.
Nota del editor: Rodrigo Villar es un emprendedor social y Socio Fundador de New Ventures, donde busca transformar la manera tradicional de hacer negocios y crear un nuevo modelo empresarial que perciba el impacto como status quo. Cuenta con un MBA del Royal Melbourne Institute of Technology y estudió la carrera de Contabilidad y Administración Financiera por el Tecnológico de Monterrey. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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