Después de una caída en 2020, tras el inicio devastador de la pandemia de COVID-19, la aprobación del presidente López Obrador ha repuntado, hasta posicionarse en 59% (Mitofsky, febrero 2021). En comparación con los antecesores en los últimos treinta años, sólo Salinas y Calderón contaban con cifras similares en las intermedias respectivas.
Es preocupante que los jóvenes apoyan más la continuación del dominio de Morena. Irónicamente, el grupo que puede ser más afectado por decisiones tajantes y la arbitrariedad sin contrapesos son las generaciones futuras. Los líderes cambian periódicamente, pero los cambios en política pública tienen implicaciones más duraderas, por lo que es necesario balancear las decisiones.
La base electoral del partido en el poder celebrará encuestas favorecedoras para ampliar el dominio. Sólo hay que recordar que la columna vertebral de la democracia son las instituciones y el equilibrio de poder. Si ésta se debilita, es más difícil mantenerse de pie. Encima, la sombra de una oposición sólida obliga a los gobernantes a cumplir con sus promesas y metas, ante el miedo de decepcionar al público y ceder terreno para ser desbancados.
Hay que resaltar que, en tan solo 20 años, la noción de cuándo se decide el voto ha cambiado de 2000, cuando la mayoría (56%) pensaba que el voto no cambiaba y las preferencias eran las mismas, al 64% actual que cree que el voto toma forma a raíz de las campañas (Mitofsky, 2021). En ese sentido, aún es temprano para especular sobre los resultados del 6 de junio.
El presidente y su partido harán lo posible para ganar credibilidad y afianzar su base. Cabe recordar que, aún al desear la continuidad de Morena, su gestión será mejor con un sistema balanceado de pesos y contrapesos. La democracia se sustenta en la representación y las instituciones.
Harry S. Truman, expresidente de Estados Unidos, decía que “una vez que el gobierno se dedica a silenciar a la oposición, sólo hay una ruta a seguir: medidas cada vez más represivas, hasta convertirse en un país donde predomine el terror”. La oposición vigila las acciones, facilita las transiciones de mando, presenta propuestas, exige rendiciones de cuentas y equilibra la toma de decisiones.
De vuelta a la analogía del esquí, es más fácil ir en caída libre, pero el mejor esquiador es aquel que conoce los obstáculos y la pendiente del terreno a la vez de dominar la técnica para asegurar un descenso con velocidad, resistencia y estabilidad. Está en nosotros determinar la inclinación de la pendiente.
Nota del editor: Antonio Michel estudió Relaciones Internacionales en el ITAM, donde es profesor, y tiene una Maestría en Administración Pública por la Universidad de Maxwell. Trabajó casi 7 años en la Administración Pública Federal, en las secretarías de Relaciones Exteriores, Desarrollo Social, Energía y Gobernación. Su pasión son los asuntos internacionales, los asuntos políticos y la administración pública. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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