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La importancia de la oposición

Los líderes cambian periódicamente, pero los cambios en política pública tienen implicaciones más duraderas, por lo que es necesario balancear las decisiones, opina Antonio Michel.
lun 05 abril 2021 06:26 AM

(Expansión) - El esquí presenta una lección importante para lo que viviremos en este período electoral. Al descender por la montaña es fundamental generar cierta resistencia para desacelerar la inercia de la pendiente. A mayor inclinación más marcados tienen que ser los cortes y potente la fuerza en dirección contraria para asegurar el camino. En resumen, una caída recta es más rápida, más asombrosa, pero también más peligrosa que una con contrapesos y mesura.

De igual manera, en política, todo avance y ruta emprendidos por el gobierno en turno gozan de una mejor trayectoria si cuentan con una oposición sólida, revisiones, observaciones y un equilibrio de poderes. De lo contrario, las decisiones podrán concretarse más rápido, pero enfrentan un mayor riesgo de fracasar.

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Esta semana comienzan las campañas electorales intermedias en todo el país. Se pondrán a votación 500 diputaciones federales, 15 gubernaturas, casi 2,000 alcaldías y más de 1,000 asientos legislativos locales. Más allá de los cargos, lo que está en juego es la esencia de la democracia. Si el partido actualmente en el poder arrasa con la mayoría de los comicios expandirá su poder y control sobre las decisiones de política pública en todos los órdenes de gobierno.

Mucha gente pensará que esto es favorable, pues facilita la aprobación de iniciativas y agiliza la operación de los programas sociales. No obstante, cuando las personas legisladoras y las instituciones se sublevan a la voluntad de un partido, la eficiencia se distorsiona hacia una autocracia.

Esta situación propicia la predilección por complacer a un público específico para sostener una imagen idealizada, en vez de velar por los intereses de la mayoría de la ciudadanía. Bajar la montaña en una sola dirección limita el terreno de acción y la movilidad para amortiguar el impacto.

La diversidad y la multiplicidad de puntos de vista abonan a la democracia. Una población heterogénea, con diferencias regionales, raciales, culturales y socioeconómicas no puede ser representada por una sola cabeza. Mientras más correcciones, modificaciones, exigencias y propuestas reciban las iniciativas, es más fácil que se reflejen las preferencias de más grupos de nuestra sociedad.

Además, para el mismo partido en el poder es benéfico contar con cierta oposición, ya que los obliga a mesurar las iniciativas, negociar con los demás grupos y reparar en las consecuencias de las decisiones. Unos buenos ejemplos son las propuestas recientes para reformar las leyes de electricidad e hidrocarburos.

A sabiendas de que no enfrentarían obstáculos en el Congreso, el propósito era solamente aprobar las iniciativas sin mover un ápice ni incluir matices, pues la oposición legislación ni los sectores afectados tendrían herramientas para impedirlo. Sin mucha experiencia al esquiar, es mejor moderar que acelerar sin control.

Desde 1991, cuando el PRI recuperó el dominio del Congreso, el partido en el poder ha perdido presencia en el Congreso en las elecciones intermedias. Zedillo, Fox, Calderón y Peña entraron con más curules asignados a sus partidos que con los que terminaron sus gestiones. México no es la excepción.

En Estados Unidos, el viraje pendular en las elecciones intermedias es muy común. Obama y Trump lo vivieron recientemente, cuando las elecciones intermedias otorgaron más poder a la oposición. Es parte de la democracia. Sin embargo, en 2021 existe el riesgo de retroceder tres décadas.

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Después de una caída en 2020, tras el inicio devastador de la pandemia de COVID-19, la aprobación del presidente López Obrador ha repuntado, hasta posicionarse en 59% (Mitofsky, febrero 2021). En comparación con los antecesores en los últimos treinta años, sólo Salinas y Calderón contaban con cifras similares en las intermedias respectivas.

Es preocupante que los jóvenes apoyan más la continuación del dominio de Morena. Irónicamente, el grupo que puede ser más afectado por decisiones tajantes y la arbitrariedad sin contrapesos son las generaciones futuras. Los líderes cambian periódicamente, pero los cambios en política pública tienen implicaciones más duraderas, por lo que es necesario balancear las decisiones.

La base electoral del partido en el poder celebrará encuestas favorecedoras para ampliar el dominio. Sólo hay que recordar que la columna vertebral de la democracia son las instituciones y el equilibrio de poder. Si ésta se debilita, es más difícil mantenerse de pie. Encima, la sombra de una oposición sólida obliga a los gobernantes a cumplir con sus promesas y metas, ante el miedo de decepcionar al público y ceder terreno para ser desbancados.

Hay que resaltar que, en tan solo 20 años, la noción de cuándo se decide el voto ha cambiado de 2000, cuando la mayoría (56%) pensaba que el voto no cambiaba y las preferencias eran las mismas, al 64% actual que cree que el voto toma forma a raíz de las campañas (Mitofsky, 2021). En ese sentido, aún es temprano para especular sobre los resultados del 6 de junio.

El presidente y su partido harán lo posible para ganar credibilidad y afianzar su base. Cabe recordar que, aún al desear la continuidad de Morena, su gestión será mejor con un sistema balanceado de pesos y contrapesos. La democracia se sustenta en la representación y las instituciones.

Harry S. Truman, expresidente de Estados Unidos, decía que “una vez que el gobierno se dedica a silenciar a la oposición, sólo hay una ruta a seguir: medidas cada vez más represivas, hasta convertirse en un país donde predomine el terror”. La oposición vigila las acciones, facilita las transiciones de mando, presenta propuestas, exige rendiciones de cuentas y equilibra la toma de decisiones.

De vuelta a la analogía del esquí, es más fácil ir en caída libre, pero el mejor esquiador es aquel que conoce los obstáculos y la pendiente del terreno a la vez de dominar la técnica para asegurar un descenso con velocidad, resistencia y estabilidad. Está en nosotros determinar la inclinación de la pendiente.

Nota del editor: Antonio Michel estudió Relaciones Internacionales en el ITAM, donde es profesor, y tiene una Maestría en Administración Pública por la Universidad de Maxwell. Trabajó casi 7 años en la Administración Pública Federal, en las secretarías de Relaciones Exteriores, Desarrollo Social, Energía y Gobernación. Su pasión son los asuntos internacionales, los asuntos políticos y la administración pública. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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