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El rostro de la migración

Hay que coordinar los esfuerzos en política migratoria y comprender que las causas de la migración pesan más que las cifras proyectadas, considera Antonio Michel.
vie 19 marzo 2021 01:04 PM

(Expansión) - Mientras todos los reflectores del gobierno y los medios apuntan hacia los asuntos internos, la atención se desvía de un fenómeno que se concentra en nuestras fronteras y nos afecta a todos de forma directa o indirecta: la migración. No es un tema popular ni tiene injerencia en lo que ocurra en las urnas en junio; sin embargo, la situación tanto en la frontera sur como la del norte podría convertirse en una crisis humanitaria y, por lo tanto, debe importarnos a todos.

Por un lado, las autoridades estadounidenses afirmaron que la cantidad de personas que ha llegado a su frontera con México para intentar cruzar irregularmente ha llegado a la cima de los últimos 20 años. La transición de las políticas de Donald Trump a una visión más receptiva ha causado estragos.

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Por el otro, la Guardia Nacional de México permanece en la frontera sur, como un intento de desincentivar los cruces informales, a la par de hacinar las estaciones migratorias a pesar de los riesgos sanitarios. Más allá de los números que pudieran reportar las autoridades, se trata de historias de personas que se someten a condiciones inhumanas y se exponen a un sinfín de crímenes con tal de huir de su realidad.

Antes de decidir cómo afrontar la problemática hay que entenderla e, incluso antes, reconocerla.

México

México es un país único por su posición como país de inmigración, emigración y transmigración. Recientemente, el fenómeno migratorio se ha salido de las manos del gobierno. No hay un registro de quiénes ingresan por el sur, ni un control de su paso por nuestro territorio.

Además, durante su travesía, las personas migrantes corren el riesgo de lastimarse al intentar subirse al tren conocido como La Bestia; frecuentemente son víctimas de violaciones, robos y extorsión; deben velar por su supervivencia y la de sus familiares; y agotan sus recursos al pagar a los polleros o coyotes 6,000 dólares por cabeza, en promedio, para ser parte del tráfico de personas hacia el otro país.

Al llegar a la frontera norte se encuentran con obstáculos que merman sus aspiraciones, por lo que deben ingeniar maneras de sobrevivir en México mientras se resuelve su situación.

Estados Unidos

Durante la administración de Donald Trump, una serie de políticas públicas, estrategias y programas como “Remain in Mexico” desalentaron y atemorizaron a los aspirantes, ya que las posibilidades de éxito se redujeron drásticamente. Con la victoria de Joe Biden, parecía ser un nuevo amanecer para la inmigración hacia ese país. Desde el inicio de su mandato anunció una iniciativa para otorgar residencia a más de 11 millones de personas indocumentadas.

Además, se garantizó la continuidad de programas como la acción diferida para los llegados en la infancia. Finalmente, prometió más apertura y permisividad en el ingreso de nuevos migrantes. Lo anterior catalizó el arribo de miles de personas con la esperanza de beneficiarse de esta nueva visión. Sin embargo, la realidad dista de cumplir con esas expectativas.

Situación actual

En mayo de 2019, la Patrulla Fronteriza (CBP) aprehendió a más de 144,000 personas, un pico histórico. A raíz de ese momento, las amenazas arancelarias de Trump, el giro de 180 grados en la política migratoria mexicana y la formación de caravanas marcaron el tono de los medios hacia la migración.

Con la pandemia de COVID-19, los flujos disminuyeron drásticamente, los esfuerzos del gobierno se desviaron, desalojaron los albergues y se profundizó la complejidad para cruzar ante una crisis sanitaria y económica. En abril de 2020, la cifra de detenciones bajó a 17,000.

No obstante, los huracanes que golpearon a Honduras, el incremento en la violencia, la pérdida de empleo y los estragos económicos devolvieron el cauce a los flujos migratorios. A finales de año, el cambio de gobierno trajo oxígeno a esa llama.

De acuerdo con CBP, las aprehensiones en febrero de 2021 ascendieron a 100,000 personas, de los cuales, casi 10,000 eran menores de edad no acompañados, un aumento de casi 30% respecto de enero.

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Así se vivió la cumbre virtual entre AMLO y Joe Biden sobre migración

Integrantes de la oposición política y organizaciones de la sociedad civil han criticado a Biden por no revertir por completo las políticas de Trump. Respecto de los menores no acompañados, Alejandro Mayorkas, el Secretario de Seguridad Nacional, indicó que no serán deportados. No obstante, los hechos señalan que más de 3,250 menores son retenidos por un mes, en promedio, en instalaciones fronterizas, no aptas para ellos, mientras se resuelve su caso.

Por otro lado, Biden continúa con la política utilizada por su antecesor, la cual permite a las autoridades estadounidenses expulsar a casi todos los inmigrantes indocumentados como una medida de prevención ante la COVID-19.

Del lado mexicano, la situación no pinta más prometedora. La inseguridad y la violencia en contra de los migrantes prevalecen en todo el territorio nacional. La organización Human Rights Watch informó que, de los 71,000 migrantes devueltos a México para esperar la resolución de su trámite, 30,000 perdieron su caso, tras ser víctima de algún delito en México que los obligó a desistir.

El gobierno mexicano está rebasado administrativamente y carece de los recursos para proveerles servicios de salud, educación, empleos y buena alimentación. Ellos, a su vez, se ven a veces orillados a realizar actividades informales o sucumbir ante el crimen organizado con tal de subsistir.

Los albergues y las estaciones migratorias en el sur de México están saturados, lo cual aumenta el riesgo de contagio y esparcimiento de COVID-19. Se han multiplicado las detenciones de centroamericanos por parte de las autoridades mexicanas sin ofrecerles una solución más que el retorno.

Basta un vistazo

Las estadísticas migratorias actuales y, sobre todo, las potenciales, son alarmantes. Hablar de cientos de miles nos da una idea; no obstante, cada una de estas personas cuenta una historia de separación, sufrimiento, terror y desesperación.

Es cierto, el problema es compartido y requiere de soluciones conjuntas. Para ello hay que coordinar los esfuerzos en política migratoria y comprender que las causas de la migración pesan más que las cifras proyectadas. La migración tiene un rostro humano; el del padre que busca una mejor vida para sus hijos; el de la niña que es separada de sus padres en la frontera; el de la mujer que huye de la violencia en su país. Para entender su expresión facial, primero hay que mirarlo.

Nota del editor: Antonio Michel estudió Relaciones Internacionales en el ITAM, donde es profesor, y tiene una Maestría en Administración Pública por la Universidad de Maxwell. Trabajó casi 7 años en la Administración Pública Federal, en las secretarías de Relaciones Exteriores, Desarrollo Social, Energía y Gobernación. Su pasión son los asuntos internacionales, los asuntos políticos y la administración pública. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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