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Responsabilidad Social Empresarial, clave en la recuperación económica y social

Una adecuada RSE consolida y fortalece la imagen de las empresas ante sus consumidores y proveedores, de esta forma beneficia su economía y relaciones de negocios, opina Enrique Caamaño.
jue 29 abril 2021 11:58 PM

(Expansión) - A raíz de la pandemia de COVID-19, la adaptación es la capacidad más valorada y utilizada, tanto a nivel personal como en organizaciones empresariales. Y, si el mundo que conocíamos antes de la pandemia ya no existe, es natural que afrontemos esta nueva realidad con una visión más amplia y adecuada, es decir, con una estrategia empresarial que tome acciones serias y enfocadas respecto a su responsabilidad social.

Las empresas saben que los procesos cambiaron y la logística se concibe de una manera muy distinta, por ello han implementado nuevas formas de acercarse a sus consumidores y de satisfacer sus necesidades.

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Los negocios han hecho esfuerzos descomunales para mantenerse a flote durante esta crisis; sin embargo, para que la estrategia sea redonda y eficaz a largo plazo es necesario contemplar que no sólo se trata de optimizar y adecuar las áreas de finanzas y marketing, sino también la Responsabilidad Social Empresarial (RSE).

Ya no es opción

La pandemia trajo una nueva forma de entender la RSE, no como un requisito o un plus opcional, sino como la clave para fomentar una imagen positiva, homogénea y contundente ante sus consumidores. Ya no es opcional tomar acciones en favor de la salud y el cambio climático.

Las crisis mundiales que nos han afectado en los últimos años, incluida la ocasionada por el coronavirus, presentan un escenario donde las empresas tienen la oportunidad de demostrar que sus valores no sólo pertenecen a un discurso, sino a su quehacer diario.

La RSE ahora tiene nuevos retos que instan a llevar a cabo estrategias en beneficio de la seguridad sanitaria de toda su comunidad tanto interna como externa con acciones que eviten la propagación del virus y promuevan el autocuidado, así como la salud física y mental.

Llevar a cabo una adecuada RSE consolida y fortalece la imagen de las empresas ante sus consumidores y proveedores, de esta manera beneficia su economía y relaciones de negocios.

Por el contrario, si una empresa se mantiene apática respecto a las dificultades por las que atraviesa su comunidad y la sociedad en la que se desarrolla, afecta considerablemente su reputación de manera inmediata y a largo plazo, de lo cual es muy difícil recuperarse.

Del mismo modo se ven afectados sus procesos internos, pues las personas empleadas son las primeras es percibir si los valores son parte real de una empresa o sólo un requisito de su discurso.

¿Cómo pasar del discurso a la acción?

Antes de accionar, lo recomendable es reevaluar los valores y posturas de la empresa en beneficio de la sociedad, su comunidad y el medio ambiente. Es importante considerar las acciones externas e internas y trabajar de acuerdo con esas dos vertientes de manera congruente, es decir, que ambas formen parte de un mismo discurso con los mismos valores.

Volver a reflexionar los nuevos retos de la RSE asegurarán el éxito de la estrategia, pues ahora los consumidores prestan más atención a las causas sociales. Por ello vale la pena repensar los valores prioritarios bajo los que se regirá la empresa con un equipo diverso que dialogue ampliamente acerca de este tema.

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Contar con distintos puntos de vista ayuda a prever lo adecuado o inadecuado de acciones futuras, sobre todo, en temas que involucran cuestiones éticas y morales, que, de no ser bien direccionadas, pueden tener un efecto adverso.

Las acciones concretas dependen de las condiciones particulares de cada empresa, pero algunas de las más generalizadas son la permanencia del home office para evitar los contagios y empatizar con las dificultades personales de cada persona empleada, las donaciones al sector salud, los protocolos estrictos de limpieza dentro de las instalaciones y la realización de ajustes que permitan, en lo posible, conservar y cuidar a las personas empleadas.

Una vez que esté en marcha la renovada estrategia, es importante guiar una comunicación acertada que presente las acciones socialmente responsables como parte inseparable de la empresa y no como hechos aislados. El objetivo es presentar la identidad corporativa de manera coherente con su discurso y acciones.

Nunca es tarde para comenzar a replantear y accionar una adecuada Responsabilidad Social Empresarial. La crisis que atravesamos a causa de la pandemia es el momento ideal para construir espacios laborales más justos, empáticos y formar redes de negocios con valores afines que sumen efectos positivos a las sociedades. Los beneficios son tantos, que el único riesgo es no hacerlo.

Nota del editor: Enrique Caamaño es director general de BC&B. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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