Pemex recibirá un beneficio fiscal de 75,000 millones de pesos
Este ejercicio de contrarreforma, al no incluir a Pemex, suena más a un ejercicio de amenaza y lealtades, pero de peligrosa confección. Nuevamente, o estás conmigo (y “mi pueblo”) o estás contra mí (aunque seas parte del pueblo gobernado, este elemento esencial del Estado).
En todo caso, recordemos que una contrarreforma dando prioridad a las empresas del Estado está prohibida por los tratados internacionales, estos como ley suprema de la nación conforme al Artículo 133 Constitucional.
Por otro lado, la cordial invitación a la iniciativa privada a invertir parece también un producto de la elección y del nombramiento de Rogelio Ramírez de la O y el propio Ejecutivo reconoció expresamente que “se reafirmó el deseo, la voluntad de trabajar juntos, de promover la inversión privada que es fundamental, no se puede desarrollar el país solo con inversión pública, se quiere la privada”. Dirían en mi pueblo “¿no que no tronabas pistolita?”.
Más aún, curioso que no se menciona a Pemex en dicha reforma. ¿Entendieron también en hidrocarburos por fin que Pemex es mejor y más fuerte con colaboración público privada? ¿Esto es efecto directo del nombramiento de Ramírez de la O? Se había escuchado en columnas ya desde el 2020 que, para aceptar el puesto, Ramírez de la O requería cambios en visión del sector energético y probablemente del impresentable gabinete sectorial. Al tiempo.
Pero veamos, aún habiendo reforma, el ala radical tendrá que serenarse, pues ésta no destruiría ni desaparece la reforma del 2013, simplemente porque existe el principio de no retroactividad en la propia Constitución.
En todo caso aplica desde el día de su publicación en adelante, debiendo respetar todos los proyectos que bajo la reforma del 2013 operan en México. No hacerlo vuelve a ser inconstitucional y materia de defensa bajo tratados internacionales.
Al tiempo.
Y hablado de tiempo, mi conclusión de todo lo anterior es que perdimos ya tres años como nación (sí, la que incluye a todo el pueblo, no solo al “suyo”), pero si sigue dividiendo con dogmatismo populista, perderemos el sexenio y más allá.
Nota del editor: Claudio Rodríguez-Galán es abogado experto con más de 20 años en el sector eléctrico y energético en México. Licenciado, Maestro y Doctorando en Derecho. Reconocido como uno de los 100 Líderes del Sector Energético en México. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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