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La diversidad también en nuestras historias

Precisamos aceptar nuestra diversidad a la hora de contar historias. La riqueza de cada uno de nosotros se visibiliza de diferentes maneras y eso es lo más maravilloso, señala Nicolás José Isola.
sáb 03 julio 2021 12:04 AM
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La capacidad para narrarnos se ha tornado cada vez más y más relevante. A la vez, se torna más crucial diferenciarnos y poder decir cosas que vayan por otros lados que los habituales, señala Nicolás José Isola.

(Expansión) - En las últimas semanas, las redes sociales se llenaron de reflexiones sobre la diversidad sexual. Sin embargo, hay muchas formas de diversidad que todavía no consiguen tener cabida en las organizaciones y en la vida personal de muchos ejecutivos. Y me refiero a esa diversidad que tiene que ver con nuestras formas de contarnos a nosotros mismos y a nuestras organizaciones.

No me deja de sorprender la cantidad de veces que ejecutivos de alto rango tienen temor a quedar mal en una entrevista o en un posteo, la cantidad de veces que evitan exponerse por temor al qué dirán.

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Algunas agencias de relaciones públicas aumentan ese corsé narrativo, encasillando a los talentos en un discurso vetusto y poco dinámico. Algunas entrevistas parecen haber salido de un sistema aleatorio de nubes de palabras, hecho por un muy mal algoritmo. Las respuestas agotan de tan obvias. El temor a decir algo por fuera de la caja termina produciendo sopor.

La capacidad para narrarnos se ha tornado cada vez más y más relevante. A la vez, se torna más crucial diferenciarnos y poder decir cosas que vayan por otros lados que los habituales. Hay respuestas trilladas, explicaciones previsibles, giros que no sorprenden a nadie. Se ven los hilos a kilómetros.

Precisamos aceptar nuestra diversidad a la hora de contar historias. La riqueza de cada uno de nosotros se visibiliza de diferentes maneras y eso es lo más maravilloso. También podemos ser distintos al contarnos.

Cuando nuestras historias parecen todas sacadas del mismo cuento, cuando nos repetimos aburridamente, cuando nos quedamos en las orillas en vez de ir mar adentro, entonces algo de nosotros se diluye, no llega y no enamora.

El miedo al qué dirán, al cómo quedaré parado, al qué pensarán, puede parecer adolescente, pero es muy frecuente en líderes del C-Level de las corporaciones multinacionales. Muy.

Tapar ese temor no lleva a buen destino. Hay que hacer un proceso para reconocerlo y así buscar el modo de poder comunicar la diversidad que se tiene. Porque de eso se trata: de animarse a ser distinto, de trazar nuevas diagonales, de animarse a decir lo no dicho.

Exponerse, incluso sabiendo que la crítica es una potencial respuesta. Porque exponerse es siempre un riesgo. Por eso, exponerse es tarea de valientes.

¿Será que creemos de verdad que la diversidad es un valor? ¿O jugamos a subirnos a una especie de moda colectiva que no mira todas las implicancias del tema?

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Porque si lo creemos de verdad, entonces deberíamos escondernos menos en frases trilladas, en lugares comunes o en las múltiples formas de evitar dar respuestas. Evadir no es ser diverso.

Hay mucha pose. La diversidad en sentido amplio no es algo hecho para empapelar las paredes de las oficinas sino para vivir desde la propia forma de comunicar, desde el propio mensaje que queremos brindar. Desde lo que, por dentro, somos.

Precisamos animarnos a escucharnos y ser verdaderamente diversos. Si lo logramos, aburriremos menos a nuestras audiencias y generaremos muchísimo más impacto en nuestras comunicaciones.

Se trata de ser genuinos, de dar un buen delivery de lo que nos apasiona, de comunicar nuestros aprendizajes sin camuflar nuestras dificultades. De compartir lo que brota dentro.

Precisamos salir del clóset discursivo. Es cierto que tu historia cuenta, pero la tuya, no la que copiaste.

Nota del editor: Nicolás José Isola es filósofo, master en educación y PhD. Ha sido consultor de la Unesco, actualmente vive en Barcelona y es Coach Ejecutivo, Consultor en Desarrollo Humano y Especialista en Storytelling. Escríbele a nicolasjoseisola@gmail.com y síguelo en Twitter y/o LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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