Imaginen que cada uno de nosotros tuviéramos un archivo con el registro de nuestra personalidad, algo así como un ADN de nuestra persona digital. Si fuera el caso, técnicamente, podríamos caber un USB. Y ¿Para qué serviría? Siguiendo la misma línea, esa imagen digital podría estar expuesta al mundo, con el fin de restar resistencia a nuestra existencia.
Como científico de datos, llevo años trabajando en algoritmos de emparejamiento para el sector de recursos humanos donde encontrar el encuentro perfecto entre un candidato y una vacante no es tarea fácil. Si existiera la imagen digital de los candidatos y cada empresa tuviera sus modelos de evaluación de escenarios, no existirían las entrevistas. El servicio cognitivo podría elegir al mejor individuo para el puesto con un nivel de certeza superior.
El problema es que hoy en día, menos del 5% de las recomendaciones que nos hacen los algoritmos comerciales son acertadas. Por ejemplo, los que nos muestran publicidad, los que nos sugieren otros productos como el que estamos comprando, los que nos sugieren a quién seguir, qué leer, qué comer, etc.
Esto es porque las empresas que cuentan estos algoritmos son al mismo tiempo juez y parte, ya que ellos crean nuestra imagen digital, al mismo tiempo que venden la publicidad. El típico escenario perverso en el que nosotros somos el producto.
Para que algo así funcionara - me refiero a un mundo en el que nuestra imagen digital estuviera disponible para que las empresas de productos y servicios nos ahorren trabajo y sean más eficientes - tendría que existir un ecosistema empresarial, más como una cadena de valor.
Hay una empresa que recopila, resguarda los datos de nuestro comportamiento y los vuelve información, mientras que otra empresa corre el modelado de escenarios y predice y la última empresa usa esa información para ofrecernos productos a la medida. Entonces si estaríamos creando un nuevo modelo de economía digital.
¿Qué podría salir mal? La ciberseguridad. Según Pedro Domingos, profesor emérito de la Universidad de Washington e investigador de aprendizaje automático, en el futuro existirán bancos de datos, así como hoy hay bancos de dinero que participan dentro de un sistema financiero en la economía global, en el futuro habrá bancos que resguarden y transaccionen, bajo nuestro consentimiento, con nuestros datos.
No será extraño autorizar transferencias de parte de nuestros datos a alguna empresa que, usando el ejemplo anterior, nos pida la parte profesional nuestra imagen digitalizada, para considerarnos para algún trabajo.