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Una vacuna para la economía

La lección es sencilla, el cambio es la única variable segura que existe, por lo tanto, debemos adaptarnos continuamente, considera Mauricio Medina.
mar 24 agosto 2021 12:09 AM

(Expansión) - Según leía los pasados días, estimaciones oficiales indicaban que el PIB del sector transporte y almacenamiento se había contraído un 12.7% durante el primer trimestre de este año (Inegi), una cifra poco alentadora, tomando en cuenta los esfuerzos realizados para retomar el ritmo prepandemia y avanzar hacia la recuperación.

Eventualmente este hecho me llevó a pensar en qué hubiera pasado si el avance del COVID-19 nos hubiera encontrado mejor preparados, para lo que realicé una evaluación de diversas industrias, desde las que sufrieron contracciones, hasta las que lograron crecer y recuperarse.

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El análisis me llevó a concluir que cada sector respondió en medida de sus posibilidades.

Ante la entrada de un agente patógeno (COVID-19), las industrias se vieron paralizadas, en un primer intento por contener la propagación de la enfermedad. Al fallar esta estrategia y reconocer la necesidad por retomar actividades, comienza la búsqueda de otras maneras para enfrentarse al virus. Algunas lo logran, muchas otras siguen buscando el cómo.

En el cuerpo humano, por ejemplo, el virus tiene un periodo de incubación en su huésped, mientras que el sistema inmunológico trabaja por comprender al patógeno, neutralizarlo y generar anticuerpos que refuercen las defensas, impidiendo que vuelva a generar estragos. Estos anticuerpos son la vacuna natural del ser humano.

Para la economía ocurre algo muy similar. Es necesario que las industrias generen anticuerpos para combatir al virus, e impedirle que siga generando daños. ¿Cuál es entonces la vacuna para nuestra economía? Una respuesta muy sencilla, una vacuna de innovación y tecnología.

Así como la ciencia es la punta de lanza para combatir a la pandemia en el ámbito de la salud, la tecnología debe apuntalar la defensa de la economía para la supervivencia de los negocios y la innovación como punta de lanzar para hacerlos crecer.

Este ejercicio de mirar al pasado nos sirve únicamente para aprender las lecciones que nos dejan crisis mundiales como ésta. Es en este sentido que podemos comenzar a explorar y plantear un concepto necesario: buscar el crecimiento económico de los diferentes sectores, incentivando la innovación y la tecnología. Esa ha sido la respuesta de las naciones desarrolladas, y si aspiramos a serlo, algún día debemos comenzar por andar ese camino.

Con miras al futuro

Tomaré como caso práctico la evolución de la última milla, un sector de la industria del transporte.

Con el inicio de las restricciones de movilidad, las actividades declaradas no esenciales debieron decretar un freno en sus labores, razón que obligó a retailers de todos los niveles a mantener cerradas sus tiendas físicas, lo que auguraba un colapso completo en las cadenas de suministro y en la disposición de productos para los usuarios.

No obstante, la digitalización de los catálogos por parte de las tiendas y la migración del consumo de los usuarios hacia esas plataformas, propiciaron un crecimiento del 81% (AMVO) para el comercio electrónico en nuestro país, lo que representa cifras sin precedentes.

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Este hecho impactó directamente en las cadenas de suministro, por lo que aquellas que habían innovado y realizado inversiones en tecnología, apostándole al e-commerce, fueron las que menos padecieron los embates de un cambio drástico en los esquemas de consumo.

Mientras tanto, aquellas que se quedaron sentadas en la venta tradicional, y no visualizaron la necesidad de reforzar sus canales de venta digitales, colapsaron debido a la falta de infraestructura y tecnología para atender la demanda, que representó uno de los principales problemas para la entrega de los productos.

Este nicho de oportunidad impulsó el uso de transporte de última milla y la adopción de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en el autotransporte, con la idea del proporcionarle información al consumidor acerca del estatus de su pedido, en prácticamente tiempo real.

En términos sencillos, algunos actores de la industria encontraron una vacuna para proteger su negocio, algunos apostándole a la digitalización, otros desarrollando nuevos procesos de logística en las entregas.

Estas mismas herramientas pueden (y deben) trasladarse y desarrollarse en todos los sectores de la economía, comprendiendo que el uso de tecnologías nos permite gestiones remotas de las actividades, facilidad en la toma de decisiones y, por ende, una mejor capacidad de respuesta ante las coyunturas o agentes externos que ataquen la economía.

La lección es sencilla, el cambio es la única variable segura que existe, por lo tanto, debemos adaptarnos continuamente.

Nota del editor: Mauricio Medina es director general de TIP México. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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