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El reto del crecimiento económico inclusivo y sostenible en México

Sin duda el actual sistema económico sigue reflejando los valores e intereses del segmento de la sociedad que detenta el poder, consider Juan Alberto González Piñón.
vie 13 agosto 2021 11:59 PM

(Expansión) - Cuando el ser humano se ve subyugado a las relaciones de la oferta y la demanda impuesta por el mercado se da pie a la profundización de las desigualdades sociales, en donde aparecen pocos ganadores y un gran número de perdedores, en donde estos últimos son abandonados al olvido por el sistema económico.

La economía mundial ha crecido al doble en los últimos 30 años, mientras que los salarios como porcentaje de este crecimiento han decaído hasta cuatro veces; en ello, la OCDE informó que el salario promedio en México durante el 2019 fue de 16,230 dólares anuales, una tercera parte de la media de 49,165 dólares que se pagaron entre las economías que integran la OCDE.

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De acuerdo con el Coneval, el número de personas en situación de pobreza aumentó en 3.8 millones en comparación con 2018.

Esta realidad hace pertinente el hablar del concepto de justicia distributiva o justicia social, la cual tiene que ver con que los bienes lleguen a todos aquellos que lo necesitan; no sólo por buscar igualar las condiciones de desarrollo humano, sino por garantizar la dignidad humana.

Esto requiere un ejercicio compartido entre la sociedad, las empresas y todas las estructuras económicas y políticas del país, bajo los siguientes pilares:

1) Contribuir al acceso equitativo y sostenible de los servicios de salud, vivienda, educación y alimentación.

2) Alentar el dinamismo de la inversión privada como complemento a los grandes proyectos de infraestructura nacional.

3) Contribuir a un desarrollo territorial más equilibrado y sustentable, el territorio en sus diversas escalas es una pieza clave para generar nuevos consensos y políticas, para responder adecuadamente a la especificidad de las situaciones y problemáticas del desarrollo.

El rezago que hoy se observa en la disponibilidad de bienes para el desarrollo social de numerosos sectores de la población hace que los extremos de riqueza y pobreza que en el país prevalecen sean inusitados, visibles y amenacen no sólo el crecimiento mismo de la economía sino también su posibilidad de combinar, como hasta la fecha, el crecimiento con la justicia social.

Los retos para aumentar los salarios también están asociados a lograr que las empresas apuesten por la innovación y por una mayor integración tecnológica, que contrarreste la caída en la productividad.

Se debe lograr un involucramiento de las empresas con funciones de ingeniería avanzada y desarrollo tecnológico; sobre todo se requiere que las actividades de las pymes se asocien a temas de innovación y competitividad. Apoyar que los investigadores mexicanos puedan integrarse a redes de expertos de empresas, y de universidades que están trabajando en proyectos de Investigación avanzada orientada al mercado, lo cual permitirá que aprovechen sus capacidades en proyectos relacionados con la industria.

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Si las empresas no invierten conjuntamente con el sector público o bien priorizan obtener benéficos económicos en el corto plazo, antes que pensar en la instrumentación de procesos que los lleven a la incorporación de conocimientos científicos y tecnológicos en sus procesos industriales, pueden existir conflictos con los procesos de aprendizaje, así como en el desarrollo de capacidades científicas y tecnológicas dentro del sistema económico.

El gobierno mexicano no debe alejarse de su responsabilidad de fomento económico, por ello incentivar a las empresas a intensificar esfuerzos en las áreas de investigación, desarrollo e innovación al facilitarles el acceso al crédito, reducir la burocracia y aplicar sistemas eficaces de cooperación, permitirá un mayor dinamismo de la economía.

Ante este panorama, cobra mayor relevancia considerar al empleo como indicador relevante para medir el bienestar y la madurez de una sociedad, al ser el activo por excelencia para combatir las situaciones de pobreza y exclusión.

Ya lo señalaba Adam Smith, “la generación de la riqueza social está determinada por la dinámica de la productividad y por el aumento del empleo”.

La búsqueda del bien común implica el cuidado y goce de ciertos bienes que sólo pueden ser alcanzados mediante la cooperación, en ello cada persona debe trabajar a favor de ese bien común, y tratar de definir su propio proyecto personal considerando dicho propósito.

Sin duda el actual sistema económico sigue reflejando los valores e intereses del segmento de la sociedad que detenta el poder. Habrá que trabajar mucho en aminorar las tensiones que eso provoca.

Erradicar el hambre, la pobreza, garantizar el acceso a la educación de calidad, mejorar las condiciones de salud y brindar entornos adecuados de seguridad, son algunas tareas aún pendientes para el gobierno actual: el desafío en el mediano plazo será conciliar la eficiencia del mercado con el interés general que prioriza la inclusión y lo sostenible.

Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es director de Spark UP y académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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