Para tener un poco de perspectiva, la deuda pública exterior de México al día de hoy es de 222,000 millones de dólares. Así de enorme es el problema de Evergrande.
El exitoso e ininterrumpido crecimiento de la industria de la construcción de vivienda en China desde 1979 está en línea con los objetivos económicos de su gobierno basado en su demografía y migración del campo a las ciudades pues, en gran medida, su crecimiento se ha sustentado en la industria de la construcción. Esta representa alrededor del 25% del PIB, siendo el sector de la vivienda prácticamente el 7% del PIB.
Otro dato que nos ayuda a entender el contexto es que el PIB de China pasó de 149,000 millones de dólares, en 1978, a prácticamente 15,000 billones de dólares en 2020 a pesar de la crisis por COVID-19.
Ahora bien, a partir del 2010 se aceleró la construcción de desarrollos inmobiliarios anclados en vivienda de forma muy importante y se cayó en la tentación de hacerlo con fines altamente especulativos en todas las provincias de China. En muchos casos se utilizó el flujo de efectivo de las preventas y se incurrió en negocios no vinculados a la fuente del efectivo.
En el caso de Evergrande, estamos siendo testigos de los efectos negativos de la especulación desmedida, pero históricamente la especulación inmobiliaria que actúa contra indicadores básicos del mercado ha permeado el desarrollo inmobiliario de otras naciones.
Esas distorsiones han afectado a nivel macroeconómico a países completos —recordemos la Crisis Subprime— y afectan sobremanera a la industria algo que, al parecer, no se acaba de entender. La ambición es positiva en la medida que no se alimenta de manipulaciones y engaños al mercado.
Tenemos que ser muy prudentes porque las manipulaciones en el mercado inmobiliario son de alto impacto debido a la gran cantidad de industrias que toca y que se nutren de este vital sector. Cuando la avaricia, la especulación y las malas prácticas de mercado entran en la ecuación, se pierde el piso y se gestan situaciones tan delicadas como las de Evergrande.
Que una desarrolladora llegue a niveles de apalancamiento como Evergrande o como en su momento lo hicieron Homex, Urbi y GEO y que haya una falta de supervisión adecuada de sus auditores externos es algo que debemos reflexionar para jamás volverlo a vivir.
Es inverosímil encontrar en el Reporte Anual 2020 de Evergrande a sus accionistas información que respalda su aparente solidez financiera, la base para continuar su proceso de endeudamiento y construcción de vivienda de forma irresponsable. La situación podría tener, o quizá no, un impacto económico mundial dependiendo si el gobierno chino entra (o no) al rescate con su casi interminable fondo de reservas internacionales. Además, recordemos que la abrumadora mayoría de sus acreedores son bancos chinos.