A muchos sorprende el hecho de que hace poco más de 15 años las redes sociales no pintaban en el panorama. Facebook e Instagram han logrado popularizarse a pasos agigantados en muy poco tiempo; la primera supera los 2,000 millones de usuarios activos, mientras que la segunda suma alrededor de 700 millones de perfiles.
Quienes tenemos una cuenta de redes sociales conocemos las ventajas que estas ofrecen. Es agradable poder establecer contacto con viejos amigos y personas que se encuentran a la distancia. Así mismo, compartir gustos e intereses puede resultar estimulante. Sin embargo, ¿sabemos realmente cuál es el costo de abrir un perfil de Facebook, TikTok o Instagram?
En primera instancia, subrayo que mi intención no es descalificar a las redes sociales. Simplemente busco llamar la atención respecto de la vulneración a nuestra privacidad al usar estas aplicaciones. Considero que es importante ser conscientes de esta realidad para así aprender a cuidar los datos que compartimos y proteger nuestra información privada (hasta donde sea posible).
Pues bien, lo cierto es que la mayoría de las personas, al abrir una cuenta de Facebook o Instagram, no se detiene a leer con cautela los términos y condiciones de la plataforma. Esto es grave, pues aceptan que la aplicación tenga acceso a mucha de su información privada, e incluso, sin saberlo, le damos acceso a la galería de imágenes y micrófono de nuestros teléfonos celulares.
En el medio del Internet, se dice que cuando un servicio es gratuito para el público, ello significa que el verdadero producto es el mismo usuario. Y es que el bien que estas empresas tecnológicas explotan como negocio es el cúmulo de datos e información que recaban de los perfiles dados de alta.
¿Para qué les sirven mis datos a estas aplicaciones digitales? Para venderte publicidad. Gracias a la información privada que tú compartes al aceptar los términos y condiciones, Facebook puede saber qué te gusta, a dónde te gusta ir, y con qué tipo de personas prefieres interactuar.
De este modo, todo lo que compartes, lo que ves, y hasta lo que buscas, es guardado por las empresas tecnológicas para después ser utilizado con el propósito de venderte algo, invitarte a seguir a alguna figura pública, o motivarte a visitar un determinado lugar. A esta inteligencia artificial se le conoce como algoritmo.
¿Has buscado en Internet una palabra como “zapatos” y más tarde no dejan de aparecer anuncios de zapaterías? Es el algoritmo. ¿Has notado que en el muro de Facebook siempre se visualizan las publicaciones de las mismas personas? Es el algoritmo. Instagram, TikTok y demás buscan saberlo todo de ti, porque ese es el negocio de las redes sociales. Entre más interactúes, más datos obtendrán.
Sin duda se trata de un tema sumamente controversial. Es increíble el poder que tienen los dueños de estas plataformas digitales. Más aun, gobiernos de diferentes países ya han iniciado serios debates sobre los alcances de estas empresas tecnológicas y la necesidad de regular su actividad. El objetivo, por supuesto, es velar por el derecho a la privacidad de los usuarios.