En particular, podemos destacar el crecimiento de los usuarios de servicios de banca en internet y de transacciones de banca digital, en donde observamos crecimientos sostenidos en los últimos años, en particular con un crecimiento de 21.6% en los usuarios de banca digital en 2021.
Considero que la evolución indica la apertura del mercado hacia estos nuevos esquemas de servicio, dado que los mismos favorecen una disminución de costos y tiempos de respuesta para los usuarios. Con ello, esperaría que esta tendencia de crecimiento en los usuarios de la banca digital se mantenga en próximos periodos.
Además de la digitalización de los servicios bancarios tradicionales, el mercado empieza a evolucionar a través de productos financieros digitales ofrecidos por fintechs y otros proveedores de servicios financieros con esquemas innovadores. En este aspecto, destaca el crecimiento en la oferta en plataformas de inversión, servicios de wallets y productos de crédito.
En mi opinión, la oferta de servicios financieros de estas empresas viene a complementar los servicios bancarios, y no a sustituirlos de forma directa, por lo que su crecimiento se dará de manera paralela a la transformación digital de la banca.
Para alcanzar la meta en términos de digitalización de los servicios financieros en México, identifico tres retos principales que se tendrán que atender para lograr una adecuada transición en este sentido.
El primero, un acceso a servicios de telecomunicación en México que permita un mayor alcance de las tecnologías que se han desarrollado recientemente. De acuerdo con datos del INEGI y del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), el número de usuarios de internet en México es de 84.1 millones de personas en 2020, en donde 78.3% de la población urbana utiliza estos servicios. Sin embargo, únicamente 50.4% de la población en zonas rurales utiliza internet, lo que significa un mercado potencial para los intermediarios financieros.
El segundo reto considero que se refiere a la penetración de crédito en México y al rezago que se muestra en comparación con otros países de Latinoamérica (36.9% vs. 74.3% en Chile y 83.3% en Colombia). Si bien este fenómeno tiene distintas causas sociales y económicas, existe una intersección importante entre el segmento de población no bancarizado y aquel sin acceso a internet.
En este sentido, considero que la participación de intermediarios financieros no bancarios, cuyo modelo de negocio se enfoca en atender estos segmentos de negocio, puede repercutir de forma positiva, aunque una mayor penetración de crédito se daría de forma paulatina. Un aspecto clave para fortalecer la integración financiera sería la reducción de la informalidad en México.
El tercer reto para la digitalización se refiere a la necesidad de continuo robustecimiento de las herramientas para la seguridad digital y protección de datos de los usuarios. Si bien considero que este punto está siendo atendido de forma preventiva por la banca, a través de inversiones en sistemas de seguridad de datos y de una robusta infraestructura de ciberseguridad del sistema financiero por parte del Banco de México, los riesgos se deberán seguir monitoreando.
En 2021 se reportaron 10 incidentes de ataque a instituciones bancarias, aunque ninguno con afectación directa a los usuarios de la banca. Si bien las amenazas están presentes, lo anterior refleja una fortaleza en la infraestructura del sistema financiero en México para mitigar los impactos en caso de ataques cibernéticos.
Creo que la gradual migración de usuarios a un esquema digital de banca nos obliga a replantear los esquemas de operación de sucursales, pensando en un mediano plazo con mayores eficiencias operativas, tanto para usuarios como para intermediarios financieros.