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El metaverso de la política y el gobierno

Con las redes sociales, el intermediario entre políticos y gobernantes ya se eliminó. Los medios de comunicación dejaron de ser los que informan a la población, apunta Javier Murillo.
mié 06 julio 2022 06:05 AM
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Cualquier individuo con una cuenta de redes sociales puede posicionar su agenda sin necesidad de un mediador. ¿Cuándo fue la última vez que se enteró de un suceso directamente en un medio de comunicación tradicional? Nos informamos en redes sociales, señala Javier Murillo.

(Expansión) - El otro día veía un TikTok en el que el autor prometía en los primeros cinco segundos que cambiaría la forma en la que nos vemos y vemos a los demás. Ante tal promesa, no pude más que quedarme a ver su contenido.

Básicamente el Tiktoker, que se veía como un miembro de la generación X por su apariencia -aunque más millennial por su discurso, proponía la teoría de que: observamos al mundo como somos y que nuestro juicio no es más que un reflejo de nuestra propia perspectiva de nosotros mismos.

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En lo personal, desde hace varios años tengo un principio que me ha ayudado en diferentes circunstancias de mi vida para explicar mi realidad en función de las personas que me rodean: “lo que la gente piensa de mí habla más de ellos que de mí”.

Hace unas semanas publiqué una columna en la que planteaba la existencia de la cuarta pared de los medios digitales. Concepto que tomé del teatro y lo adapté, en el teatro la cuarta pared señala ese muro invisible que el director crea entre el actor y el propio espectador. De un lado están los actores que se imaginan que no existen los espectadores y del otro lado están los espectadores, que presencian la historia como si no fueran vistos por los actores.

En mi adaptación de este concepto, la cuarta pared, principalmente en las redes sociales, se refiere a esa doble perspectiva que tenemos los usuarios, en la que, cuando vemos lo que otros publican y nos aparece en nuestro muro, somos espectadores; y cuando publicamos, somos actores. Como usuarios, nos creamos esa ilusión de que nadie nos ve cuando publicamos y pensamos que nadie sabe que vemos lo que publican.

Si a esto le sumamos la forma en la que percibimos, en la que como dijo ese Tiktoker, “vemos el mundo como somos”, resulta que nos creamos una versión propia de cada uno de los usuarios que leemos, en función de las pistas que nos dan con el contenido que publican. De eso precisamente es de lo que se valen las nuevas celebridades social digitales para crear y sostener su fama.

Es la diferencia entre información y propaganda, por un lado, y el personaje divulgador e influenciador, por el otro. En el espectro de los datos procesados que consumimos como usuarios se encuentra la intención del mensaje, entre más dramatismo se le impone al contenido se parece más a la propaganda. En el espectro del personaje, el liderazgo de opinión y el objetivo del usuario juegan un papel importante; si la misión solamente es ganar adeptos a la causa, mayor será el nivel de manipulación.

En el ámbito que más impacto está teniendo esto es en la política y el gobierno. Los políticos y gobernantes del planeta ya se dieron cuenta de que, para ganar elecciones y mantener su aprobación, tienen que, en primer lugar, elegir un ideal con el que puedan desplegar una campaña de propaganda; en segundo lugar, construir una base importante de adeptos, antes de ser elegidos; y en tercer lugar mantener su discurso, como si siguieran en campaña, aunque ya sean gobierno.

Están usando el concepto de “campaña permanente”, para que su base de seguidores se mantenga leal y se degrade lo menos posible. Por eso en todas partes del mundo tenemos la percepción de que los políticos y los gobernantes tienen el mismo discurso.

Hagan un ejercicio, vayan a la cuenta de Twitter de los políticos y/o gobernantes de su preferencia y analicen algunos de sus mensajes, verán que están llenos de lugares comunes y son mera propaganda. Contestan lo que les conviene y guardan silencio cuando no les conviene. Esto no quiere decir que este comportamiento sea nuevo, solo que, con las redes sociales, cada vez se ha acentuado más.

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Con las redes sociales, el intermediario entre políticos y gobernantes ya se eliminó. Los medios de comunicación dejaron de ser los que informan a la población. Cualquier individuo con una cuenta de redes sociales puede posicionar su agenda sin necesidad de un mediador. ¿Cuándo fue la última vez que se enteró de un suceso directamente en un medio de comunicación tradicional? Nos informamos en redes sociales.

Entonces, como dice el Tiktoker generación X, los políticos y gobernantes no son más que una creación de nosotros mismos, la cual fuimos dando forma a partir de consumir su propaganda, en la que nos hacen creer que nos hablan solamente a nosotros; conectan con nuestras emociones primarias, sin importar si están en campaña o no; aprovechan nuestra perspectiva de espectadores en una elaborada puesta en escena.

Y esto es solo el principio, en el futuro, con tecnologías cada vez más poderosas de manipulación de imagen y audio, estos actores políticos y de gobierno serán capaces de crearnos escenarios cada vez más ad hoc a nuestras dudas y miedos, lo que eventualmente resultará en puestas en escena cada vez más espectaculares, pero con menos sustancia. Nos vemos en el metaverso de la política y el gobierno…

Nota del editor: Javier Murillo Acuña es fundador y presidente de Metrics. Científico de datos, experto en tecnologías de la información aplicadas a la transformación de modelos de negocio digitales. Actualmente trabaja en el desarrollo de algoritmos de prospectiva y medición de valor de marca para empresas globales. Síguelo en LinkedIn y/o escríbele a javier@metricser.com Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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