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#Entrelíneas | Las incógnitas detrás de “LitioMx”

En tiempos de la autollamada cuarta transformación, los episodios alrededor del litio han sido contradictorios y confusos, señala Jonathán Torres.
lun 29 agosto 2022 06:05 AM

(Expansión) - El capitalismo tiene una nueva narrativa en nombre de la transición energética. Ahora hay una cruzada a favor de la descarbonización y la desfosilización frente a la crisis climática. El litio es el protagonista y la herramienta para la construcción de nuevas cadenas productivas.

Le llaman capitalismo verde y, como toda resignificación, ésta tiene muchas caras pero aquí solo van tres: China le ha sacado mucho jugo al negocio del litio, Elon Musk ya se frota las manos para fortalecer sus negocios con el uso de éste y México piensa que cuenta con toneladas de este mineral, pero no lo tiene del todo claro.

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El litio no es tan sofisticado como el oro pero hoy es un metal muy codiciado. Es un elemento para la transición energética, ya que es un componente clave para las baterías de los autos eléctricos, pero también para otros componentes electrónicos de gran complejidad.

Según el banco Goldman Sachs, en 2021 se produjeron 481,000 toneladas de carbonato y otras fuentes de litio, pero se estima que la oferta aumente a velocidad de vértigo gracias a su demanda. En tanto, la Agencia Internacional de Energía proyecta que para 2040 la demanda de litio podría aumentar más de 40 veces en comparación con 2020.

La disponibilidad global que se tiene del litio es relativamente amplia. Las estimaciones más conservadoras consideran que existen cerca de 85 millones de toneladas de litio en el mundo, aunque están muy concentradas en América del Sur y en Australia, pero son las empresas chinas las que dominan el mercado de la extracción de este mineral.

México quiere un pedazo de ese pastel . La semana pasada, el gobierno publicó el decreto con el que anuncia la creación de “LitioMx”, un organismo público descentralizado coordinado por la Secretaría de Energía, cuyo objetivo será la exploración, explotación, beneficio y aprovechamiento del litio, ubicado en territorio nacional, así como la administración y control de las cadenas de valor de dicho mineral.

Sin embargo, la política mexicana ha tenido una relación volátil con el litio. Por años no se consideró su explotación. Al cierre del siglo pasado se tenía como referencia la existencia de 69 yacimientos. En 2011, una empresa que buscaba oro en Sonora dio con lo que más tarde se considerara como el depósito más grande del mundo con 243 millones de toneladas, más de las que se estiman en todo el mundo actualmente.

En tiempos de la autollamada cuarta transformación, los episodios alrededor del litio han sido contradictorios y confusos. Un día, un secretario de Estado afirmó que había llegado la hora de que México desarrollara su propio proyecto del litio. Más tarde, el presidente lo rechazó por el costo que implicaría. Después se habló de la nacionalización y del retiro de las concesiones otorgadas a empresas. Luego, el llamado fue a invitarlas a participar en la industria en ciernes.

Ahora, el litio es considerado un mineral estratégico y, junto con la creación de “LitioMx”, hay más dudas que certezas. Con la colaboración de Aleida Azamar, autora del documento “El litio en México: verdades y mentiras” y coordinadora de la Maestría en Sociedades Sustentables de la Universidad Autónoma Metropolitana, en esta historia se citan cinco:

Primero, el litio se plantea como una respuesta a la necesidad de asegurar la soberanía energética del país pero éste es solo uno de los 15 elementos necesarios para la transición energética (entre los que también se encuentran el cobalto, el níquel y el cobre); además, este mineral sirve para almacenar energía, no para generarla.

Segundo, se cree que debajo de nosotros hay toneladas de litio pero tendrá que pasar mucho tiempo para que lo confirmemos. En 2014, se decía que el yacimiento de Sonora tendría 6.5 millones de toneladas de carbonato de litio (el componente de litio más usado en el mundo). En 2018, se habló de 8.8 millones y, después, los cálculos volaron.

A mediados de 2021, el Servicio Geológico Mexicano informó de la existencia del litio en por lo menos 82 depósitos y, para validarlo, dispone de un presupuesto de 60 millones de pesos; es decir, es como si se pretendiera perforar un pozo petrolero con una cuchara de cocina (como referencia, para estimar la cantidad de litio en el yacimiento de Sonora se requirieron de 4 millones de dólares en un periodo de cinco años).

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Tercero, por un lado se habla de la nacionalización de la industria del litio y por el otro se invita a las empresas a participar en lo que viene. Esa ambigüedad está provocando incertidumbre pero sobre todo molestia, lo que puede derivar en pleitos legales con las empresas que adquirieron derechos con las concesiones ya otorgadas. Así, podríamos estar frente a una controversia más en el entorno del T-MEC.

Cuarto, “LitioMx” estará bajo el mando de un Consejo Administrativo integrado por cinco titulares afines al gobierno (Economía, Hacienda, Energía, Gobernación y Semarnat). ¿Y los especialistas? Flor de María Harp, titular del Servicio Geológico Mexicano, tiene voz pero no voto en ese Consejo.

Quinto, no se sabe si se considerarán a expertos en temas laborales, sobre todo con los problemas que gravitan en la minería; tampoco hay claridad sobre la perspectiva social de la nueva empresa pública.

Hay muchas preguntas sin respuestas: ¿No se requiere un análisis de impacto ambiental? ¿Hay una valoración de la economía y su impacto local? ¿Cómo se va a remediar el agua porque el litio, al igual que cualquier otro mineral, utiliza mucha agua (los yacimientos están en zonas con alto estrés hídrico)? ¿Se tienen ubicados los posibles conflictos sociales que se pueden detonar?

El litio no es el malo en este relato, son las (malas) prácticas que se pueden aplicar en su nombre.

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¿Quién suena para dirigir “LitioMx”? Flor de María Harp no solo podría ser la opción más obvia, sería la más indicada por sus conocimientos en la materia. Sin embargo, hay un nombre que ya pesa mucho y que, esté quién esté, será el poder tras bambalinas: Rocío Nahle.

Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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