A pesar de los obstáculos, nuestra región tiene todas las cualidades para convertirse en uno de los ombligos tecnológicos del planeta, pero antes de soñar en grande hay que tener en cuenta que la fórmula ganadora de esta transición digital debe contar, sí o sí, con tres ingredientes esenciales, mediante los cuales será posible exprimir al máximo el potencial existente:
· Aquí el ingrediente estrella es la innovación, a través de la cual es posible impulsar la creación de todo tipo de tecnologías que antes parecían sacadas de una película de George Lucas, desde poderosos chips que funcionan como el cerebro de la mayoría de nuestros juguetes tecnológicos (pues todo se asemeja cada vez más a una computadora), hasta las infraestructuras necesarias para diseñar y construir las famosas ciudades inteligentes .
· El segundo paso consiste en agregar una cucharada de desarrollo de talento, pues, claramente no podemos hablar de innovación sin personas especializadas para inventar y manipular con sus propias manos, como si fueran baritas mágicas, aquella tecnología con que se crea la enciclopedia de productos que usamos en nuestro día a día, como computadoras, televisiones, coches, smartphones, por nombrar un par.
· Por último, la cereza del pastel es el despliegue de tecnologías, y con esto me refiero básicamente a la facilidad con que las personas, sin importar el rincón del planeta en donde se encuentren, puedan acceder a los grandes beneficios de la innovación.
Pero, el secreto no es tan simple como echar los ingredientes en la licuadora y esperar por arte de magia un smoothie de tecnología ilimitada para todos. En este escenario se debe poner en práctica uno de los soft skills básicos que aprendimos en el kínder: el trabajo en equipo. Aquí, la colaboración entre empresas, universidades y sector público se pesa en oro para la transformación digital.
Por ejemplo, en mi trabajo, constantemente se promueve la participación con universidades y sector público para desarrollar proyectos de formación de talento en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) con la finalidad de encontrar soluciones para la actual escasez de estudiantes en estas áreas de estudio. Actividades como las de este tipo pueden generar impactos reales en la sociedad, y precisamente esa debe ser una de las cartas más importantes de la tecnología.
Y… ¿qué es lo que nos espera?
La tecnología nos ha ayudado a afrontar los desafíos más difíciles de nuestros tiempos, ya sea que hablemos de la ‘n’ cantidad de contribuciones que la computación y la conectividad desempeñan en nuestras actividades cotidianas o del grandísimo catálogo de soluciones que la inteligencia artificial y el cloud fomentan en la industria.
Es una realidad que la adopción de tecnologías digitales es actualmente tan necesaria como tomar agua. No es ninguna casualidad que 34% de los negocios latinoamericanos haya aumentado su espíritu de digitalización durante la pandemia, de acuerdo con un estudio llevado a cabo por Grupo Banco Mundial.
Es cierto que aún existen algunos países en Latinoamérica donde la brecha digital es un problema central, sin embargo, algunos factores sin precedentes, como los nuevos patrones de consumo de dispositivos tecnológicos, o la era híbrida de la educación y el trabajo, han ocasionado que la tendencia de digitalización apunte para ser más favorable día con día.