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Emprender después de los 40, la mejor apuesta

La creatividad también es un hábito, y un emprendedor que pasa los 40 vaya que la ha nutrido; incluso, probablemente, a expensas de proyectos fallidos en su camino, considera Lillian Mezher.
dom 09 octubre 2022 07:00 AM
Emprender después de los 40, la mejor apuesta
Por más divino que sea el tesoro de la juventud, es poco probable que esto pueda hacerse adecuadamente sin crecimiento personal, experiencia profesional y desarrollo socioafectivo, considera Lillian Mezher.

(Expansió) - Los jóvenes están llenos de energía, de sueños y de creatividad, tienen toda una vida por delante y, por ello, son arrojados e intrépidos. Eso también se ve claramente en el ecosistema empresarial: los jóvenes emprendedores se aventuran, arriesgan y ganan.

Ya pasados los 40, y con la juventud dejada atrás, ya ni para qué intentar: el ingenio y la posibilidad de innovación de una persona quedó en el olvido. O al menos eso se suele pensar.

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(Expansión) - Los jóvenes están llenos de energía, de sueños y de creatividad, tienen toda una vida por delante y, por ello, son arrojados e intrépidos. Eso también se ve claramente en el ecosistema empresarial: los jóvenes emprendedores se aventuran, arriesgan y ganan.

Ya pasados los 40, y con la juventud dejada atrás, ya ni para qué intentar: el ingenio y la posibilidad de innovación de una persona quedó en el olvido. O al menos eso se suele pensar.

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¿Pero esto es realmente así? ¿A los 40 se acaba la energía? ¿Ya no se pueden generar ideas buenas y novedosas? ¿La creatividad desaparece por completo? ¿Queda solamente dedicarse al tejido con crochet, mientras se toma té de manzanilla y se espera a que alguien más joven y talentoso -con rodillas que no crujen- nos reemplace en un trabajo o desarrolle una idea para una empresa disruptiva que se va a comer el mercado?

Claro que la juventud es maravillosa, pero en buena medida porque pavimenta el camino hacia la adultez, en el que se gana experiencia, se solidifican hábitos y se cuenta con bases robustas (familiares, afectivas y profesionales). De este modo, las nuevas ideas y las ganas de cambiar al mundo si bien inician en la juventud, en la adultez se consolidan, por eso emprender después de los 40 es la mejor apuesta.

Mitos por derribar

Son muchos los mitos detrás del emprendimiento de personas en plena adultez. Pero quizá uno de los más perniciosos es creer que una persona después de los 40 ya no es creativa. Se suele decir que en la medida que va a agarrando vicios del pensamiento, deja de abrirse a las posibilidades de nuevas ideas y que su marco lógico ya está dado y, por tanto, inamovible.

No obstante, la creatividad también depende del acervo de conocimiento y la destreza para ponerlo en práctica que solamente se gana con la experiencia, es decir, que se adquiere y desarrolla con el paso de los años. Y en la medida que se van generando más y más conexiones de todo lo que se sabe y conoce, también hay mayores posibilidades de llegar a una idea novedosa.

La creatividad también es un hábito, y un emprendedor que pasa los 40 vaya que la ha nutrido; incluso, probablemente, a expensas de proyectos fallidos en su camino.

El poder de la experiencia

Pero no sólo una creatividad potenciada es parte de la caja de herramientas de un emprendedor “ya entrado en años”. Comenzar con un proyecto después de los 40 tiene otros beneficios claros e increíbles. Por ejemplo, contar con el apoyo familiar de un núcleo que ya tiene dinámicas y rutinas bien establecidas. Si se tiene hijos, por ejemplo, en esos casos ya son mayores y hasta pueden terminar por ser aliados de negocio.

Con los años y la experiencia viene también la madurez, que incluye algo fundamental para un emprendedor: la inteligencia emocional. Una capacidad para discernir cuáles son las reacciones que uno debe tener frente a obstáculos y frustración para tomar las mejores decisiones, incluso en momentos difíciles.

Por más divino que sea el tesoro de la juventud, es poco probable que esto pueda hacerse adecuadamente sin crecimiento personal, experiencia profesional y desarrollo socioafectivo.

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La vida no acaba a los 40

Ya es hora de olvidarnos de esa idea de que la vida acaba a los 40. Por el contrario, a esa edad se cuenta con instrumentos de oro que no aparecen espontáneamente en una persona: bases sólidas familiares, conocimiento, experiencia y estabilidad; en suma, sabiduría.

El emprendimiento después de los 40 ha dado un vuelco a la imagen de estas personas y las ha resignificado, ya que a esa edad es aún más difícil encontrar empleo, miles y miles son rechazados sólo por eso y puede sentir que las oportunidades de crecer profesionalmente prácticamente se han acabado. Pero el emprendimiento ha demostrado que para ser exitoso no hay edad, sólo se necesita creer en uno mismo.

Ejemplos de éxito sobran sobre empresas fundadas por personas mayores a 40 años, como fue el caso de la diseñadora Vera Wang o el titán de la industria automotriz Henry Ford. La juventud es preciosa. Quienes estén en ese proceso deben aprovecharla al máximo. Pero la adultez también tiene su encanto; no sólo eso, también grandes beneficios que bien vale la pena poner en práctica para empezar un nuevo proyecto y emprender con bríos, fortaleza y seguridad.

Nota del editor: Lillian Mezher es líder empresarial y especialista en marketing. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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